Capítulo 51: Los primeros prisioneros

445 61 37
                                    

Narrador omnisciente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Narrador omnisciente

Los ojos de la mujer estaban cerrados en descanso mientras los ruidos de los alrededores la mantenían despierta. Había pasado casi un día desde que envió a Floch y Ben en búsqueda del resto de la Legión así que todos aguardaban por noticias de los muros. Los soldados de Marley aún no avanzaban pero parecían más dispuestos a hacerlo que el primer día. Un grupo reducido de ellos se había dignado a explorar por la tarde los alrededores al no ver indicios de titanes, lo que obligó a su escuadrón a capturarlos tomándolos por sorpresa. Se habían acercado tanto al campamento que no podían arriesgarse a ser descubiertos, así que ahora tenían a cuatro hombres inconscientes atados a unos árboles y con las bocas amordazadas. Sus ausencias iban a ser tomadas como muertes a manos de titanes, por lo que no era necesario estar atentos a la llegada del resto de marleyanos buscando a sus compañeros.

—Capitana, uno de ellos recobró la consciencia —le avisó uno de sus subordinados a quien por el sueño no fue capaz de reconocerle la voz.

Un chico joven y rubio era quien se sacudía como babosa con sal por culpa de sus extremidades atadas y el pánico. Nade al acercarse lo observó desde arriba con una expresión tan tosca y aburrida que el pobre se detuvo al percatarse que nada podría liberarlo de allí. Su frente estaba cubierta de sudor y sus ojos lucían rojos por el estrés pero trataba de mostrarse intimidante ante la mujer a la que poco podía importarle las apariencias.

—No vas a salir de aquí en un futuro cercano, así que mejor intenta llevarte bien con nosotros —llevando sus manos hacia la mordaza de tela en la boca del joven tiró de ella cuidando que sus dedos no quedasen cerca de sus dientes para evitar posibles mordeduras—. ¿Cómo te llamas?

—¿¡Crees que voy a hablar con una sucia demonio como tú!? ¡Eres una puta demente si piensas que podrás sacar algo de mí! ¡¡Todos ustedes van a ser aplastados pronto por el ejército marleyano así que no te queda mucho tiempo, déjame ir!!

Nade se puso de cuclillas para poder verlo a los ojos y transmitir la poca paciencia que podía tenerle. Las heridas en su rostro la hacían ver más intimidante de lo que en realidad era y usaba eso a su favor.

—No parlotees. Habla claro, marleyano, ¿cómo te llamas?

Cuando el rubio le respondió con un escupitajo en la cara, un duro golpe a puño cerrado impactó en su mandíbula.

—Nicolo, me llamo Nicolo —acabó por hablar con lamento mientras la sangre brotaba de su labio inferior.

—¿Ves? Hablando la gente se entiende. Bien Nicolo, ¿por qué están en la isla?

—¿De verdad crees que hablaré así de fácil? Todos ustedes viven en la miseria, ¿qué me puedes exigir?

—Si eres inteligente deberías, de no ser así todos tus compañeros morirán a manos de titanes. Llevan días aquí, ¿por qué aún no se alejaron de la costa?

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanWhere stories live. Discover now