¿Cuándo sabemos que llegamos a nuestro límite? ¿Cuándo hemos perdido lo suficiente como para darnos por vencidos?
¿Vale la pena seguir luchando por la libertad?
La vida de Nadedja Vein estaba sumida en caos mientras veía a sus compañeros morir a ma...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Narrador omnisciente
—Nadedja, se te incita a decir la verdad y nada más que la verdad por tu propio bien —continuó diciendo el generalísimo mientras repasaba ciertos papeles que tenía frente a él siendo testigo del sepulcral silencio en la sala—. Comandante Nile Dok, exponga las evidencias.
—Sí, señor —el mencionado soltó un carraspeo antes de continuar—. Nadedja, se te acusa de incumplir con la sexta cláusula de la Constitución de la Humanidad la cual dicta que no se interpondrán motivos personales por sobre el bien de todos. Dicha acusación se ve respaldada por el testimonio de su padre, Allastor Vein, y por las evidencias recaudadas de objetos y testigos. Procedo a detallar la acusación.
》El antes miembro de la Policía Militar Central, Allastor Vein, fue juzgado hace una semana por traición junto al resto de miembros del consejo de nobles. En dicho juicio, se le concedió la oportunidad de disminuir su condena si otorgaba información relevante para la humanidad. Reveló que quien poseía en realidad conocimientos que aún se mantienen ocultos era su hija adoptiva, Nadedja, actual miembro de la Legión de Reconocimiento. Según su relato, Nadedja tenía estrecha relación con el antiguo rey de las murallas, Uri Reiss, hermano de Rod, y dijo que ella había llegado a la familia gracias a él, quien escogió a los Vein para su adopción cuando ella tenía poco más de nueve años.
Esta versión se contradice enormemente con la que se ha contado por años a voces. Según allegados de la familia y miembros lejanos de ésta con los cuales tenían casi nulo contacto, Nadedja pertenece a los Vein desde que era una recién nacida luego de haber sido encontrada sola en la puerta del hogar de la familia, la cual en ese entonces vivía en un pueblo al norte de la muralla Rose. Nueve años luego de su adopción, la pareja y sus tres hijos se mudaron al distrito Stohess donde vivirían una vida más pudiente hasta días recientes, ya que el hogar se vio destruido por el altercado con la titán hembra.
—Mm, ya veo —murmuró en voz alta el generalísimo girándose a mirar a un joven rubio que se mantenía con la cabeza gacha, claramente preocupado y desmotivado—. Joven Zalas, ¿cuál es su testimonio al respecto?
El mencionado se sobresaltó en su asiento al oír su nombre, pero rápidamente se puso de pie para responder la pregunta que le había hecho su superior.
—Mi hermana vive con nosotros desde que tengo memoria, señor. Ella es parte de mi familia desde que nací —eso Nadedja sabía bien que era una gran mentira. Días atrás el propio Zalas dijo recordar el momento en que llegó a su vida.
Pero ya no había nadie que negara su testimonio. La familia estaba rota, daba igual si mentían.
—Si me permiten acotar algo —intervino el comandante Pixis afinando su bigote—. Conozco a su padre desde mi juventud y en mi memoria siempre ha estado el momento en que supe que adoptó una recién nacida en Rose.
—También en la mía, Pixis —apoyó el propio Zackly con voz tranquila—. Su padre fue mi compañero cuando era apenas un cadete. Crecimos juntos, siempre ha sido un estrecho contacto a pesar de sus misterios y su ascenso al poder.
