Capítulo 2: Lo que nos hace humanos

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Año 844, Un año antes de la caída

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Año 844, Un año antes de la caída.
Base de la Legión de Reconocimiento

El clima era estupendo, podía sentir la cálida brisa entre los árboles mientras me movilizaba con mi equipo de maniobras entre ellos y cortaba perfectamente la nuca de aquellos titanes de madera que se aparecían de la nada. Hoy me tocaba entrenar toda la mañana junto a mi escuadrón y no había algo que disfrutara más que esto. Manteníamos una competencia sobre quién mataba más titanes y era ley que yo llevaría la delantera. Disfrutaba de las actividades al aire libre donde mi vida o la de mis camaradas no peligraban.

—¡Maldita sea, Nade! —exclamó uno de mis compañeros cuando le arrebaté el titán que había encontrado por su cuenta.

—No seas tan lento para la próxima.

Me recordaba a mis tiempos de cadete donde no tenía ni la menor idea de qué era un titán y lo aterradores que podían llegar a ser. Por años en mi familia apenas y se mencionaron ya que sus trabajos eran muy diferentes a luchar contra ellos, así que la primera vez que vi uno fue... impactante. "¿Eso es a lo que la humanidad le teme?" Fue la primera pregunta que me hice al verlos. "¿Estos son los culpables de que estemos encerrados tras enormes muros?". En ese entonces quería mentirme a mí misma diciendo que no eran intimidantes, pero claro que lo eran, lo eran tanto que hoy en día ni siquiera puedo dormir pensando en ellos.

Llegué rápido a los límites del bosque luego de notar que era perseguida por un par de novatos que intentaban arrebatarme los titanes de la misma manera que yo lo hice hace unos minutos. Me trasladaba de un árbol a otro para que prestaran  atención a mi alrededor, simulando que había encontrado uno. Cuando los árboles llegaron a su límite frené mi movimiento, los ganchos me llevaron hacia atrás y así evité caer a la nada donde no podíamos sostenernos con el equipo.

Por supuesto, los novatos no reaccionaron a tiempo.

Mientras me sostenía en el tronco de un alto árbol vi como ambos jóvenes se retorcían en el suelo a varios metros de mí por culpa de la caída. Para su mala suerte uno de los líderes de escuadrón pasaba por allí para presenciar el acto.

—¡Koltan, Tier! ¿¡Cuántas veces les dije que no buscaran los objetivos de los demás!? —gritó Flagon con desespero.

—¡Ella hizo lo mismo!

—¡Si van a robar háganlo bien, idiotas! —Les respondió agitando su puño en el aire—. Hoy están de suerte. ¡Vein, baja aquí un segundo! Y ustedes sigan entrenando.

Con el gas pude impulsarme lo suficiente como para aterrizar con gracia frente a ellos. Me sentía asquerosa, estaba repleta de sudor y me encantaría tomar un baño, pero al ver a las personas que acompañaban al líder de escuadrón supe que no sería posible. Aquellos tres rostros conocidos me observaban con intriga, había olvidado que el comandante Shadis los había asignado al escuadrón de Flagon que es exactamente donde yo estaba.

𝑻𝑯𝑬 𝑷𝑹𝑶𝑻𝑬𝑪𝑻𝑶𝑹 | Levi AckermanWhere stories live. Discover now