¿Cuándo sabemos que llegamos a nuestro límite? ¿Cuándo hemos perdido lo suficiente como para darnos por vencidos?
¿Vale la pena seguir luchando por la libertad?
La vida de Nadedja Vein estaba sumida en caos mientras veía a sus compañeros morir a ma...
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Cinco meses después, Año 846
Narrador omnisciente
—Cada uno de los escuadrones centrales llevará consigo treinta civiles y dos soldados a excepción de los tres escuadrones principales del flanco central que estarán compuestos solamente por miembros de la Legión y el comandante. Tanto en el flanco izquierdo como en el derecho habrán dos escuadrones más que servirán para el avistamiento de titanes y tendrán veinte soldados en cada uno. La carreta de suministros tendrá solamente un soldado y cinco civiles. El resto de los ciudadanos y soldados formarán parte de la retaguardia donde se comenzarán a despejar y arreglar los caminos partiendo desde Trost. El objetivo de la formación es despejar la zona de titanes y avanzar en búsqueda de una ruta rápida a Shiganshina.
—¿Por qué solo dos en cada lado? Que los escuadrones sean muy grandes dificultará la comunicación. ¿No es conveniente dividirlos en más pequeños y así tener una vista más amplia de la zona? La formación de detección de enemigos a larga distancia es perfecta para eso —preguntó una soldado con preocupación mientras sostenía la libreta de la cual tomaba apuntes.
—Sí, estás en lo correcto. Un montón grande de personas atraerá más a los titanes de los alrededores. Esto no es más que una excusa, sin embargo es la táctica propuesta por el gobierno real a las autoridades de la Legión de Reconocimiento y explicitaron que no se podrá modificar bajo ningún concepto —respondió el instructor a los presentes con el semblante serio y manos tras la espalda.
—¿¡Y quienes son ellos para decirnos qué hacer!? ¡Somos nosotros los expertos! ¿Un par de nobles que lo único que hacen es engordar qué diablos van a saber de tácticas? ¡Cuando estemos en territorio titán podemos hacer lo que queramos! —gritó otro soldado en la lejanía.
—¿Acaso no lo entiendes, idiota? —intervino su compañero de la derecha—. Mira esa formación... está repleta de huecos y parece hecha por un niño de diez años. ¿No lo has notado desde un principio? Es intencional, quieren que todos o al menos la mayoría sean comida de titán. ¿Por qué crees que le dieron inmunidad a las familias de los soldados que participen en esta expedición? ¡Van a matarlos a todos solo para tener menos bocas que alimentar!
—¿¡Comandante, es eso cierto!?
Erwin Smith, quien hasta ahora se había mantenido en silencio y a un costado del enorme lugar repleto de soldados, se levantó y caminó firme hacia el centro del podio hablando con palabras pesadas y duras ante los ojos expectantes de sus subordinados.
—Quien crea que esto no es más que un acto en contra de nuestra humanidad está en todo su derecho, mas no tenemos voz ni voto en lo que esta expedición representa. Aquellos que formen parte cargarán con un gran peso sobre sus hombros por lo que les reste de vida y serán conscientes de sus actos. La supervivencia del más fuerte, la derrota del débil, ¿no es eso lo que hemos estado viviendo desde que estamos tras estos muros? Aquí no hay una verdad, solo somos dueños de nuestros destinos.
