VI

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Jueves 14 de Noviembre

He tenido un recordatorio de lo imprudente que es dejarme llevar por un par de hermosos ojos. Marinette envió una nota a su madre esta mañana, pidiéndole que fuera y revisara por su misma el estado de salud de Miss Dupain. Después de sentarse un rato con su hija enferma Mrs Dupain y sus dos hijas menores, quienes la habían acompañado, aceptaron la invitación de acompañarnos en el salón para el desayuno.

—Espero que Miss Dupain no esté tan mal como hubiera esperado,— dijo Luka.

Ha estado preocupado por toda esta situación, y nada puede confortarlo, a excepción de una constante lista de instrucciones a la ama de llaves, para incrementar la comodidad de Miss Dupain.

—En verdad que si lo he hecho, señor,— dijo Mrs Dupain. —Ella está muy enferma como para ser trasladada. Mr Jones dice que no debemos de pensar en moverla. Deberemos de abusar de su generosidad un poco más.

—¡Trasladarla!— exclamó Luka. —Ni pensarlo.

Caroline no parecía complacida con tal comentario. Creo que la presencia de un inválido en la casa ha empezado a irritarla. Ha pasado muy poco tiempo con su huésped, y si Marinette no hubiera venido, su hermana hubiera pasado todo este tiempo muy sola en una casa de extraños.

Aun así Caroline respondió educadamente, diciendo que Miss Dupain recibiría toda la atención que necesitará.

Mrs. Dupain nos relató cuan enferma estaba su hija, y después, olvidándose de ella, comento que Luka había elegido muy bien al rentar Netherfield.

—Espero que no pensará dejarlo repentinamente, aunque lo haya alquilado por poco tiempo.

—Cualquier cosa que hago, la hago repentinamente.— respondió Luka.

Esto llevo a una discusión acerca del carácter de las personas, en lo que Marinette confesó entretenerse en estudiar.

—El campo no puede suplir de muchos sujetos para tal estudio— dije.

—Pero la gente cambia tanto, que hay algo nuevo que observar en ellos siempre.— respondió.

Hablar con Marinette es como hablar con ningún otro. No es una actividad simple; si no un ejercicio estimulante para la mente.

—Sí, ya la creo que si— dijo Mrs Dupain, sorprendiéndonos a todos. —Les aseguro que hay tanta variedad en el campo como en la ciudad. Por mi parte, no puede ver que Londres tenga ninguna ventaja sobre el campo, a excepción de las tiendas y los lugares públicos. El campo es mucho más agradable, o no, ¿Mr Luka?

Luka, tan tolerante como siempre, dijo que era igualmente feliz en cualquiera de ellos.

—Eso es debido a que tiene una buena disposición. Pero ese caballero,— dijo, mirándome a mí, —Perece pensar que el campo no es nada en absoluto.

Marinette tuvo la bondad de ruborizarse, y decir a su madre que estaba equivocada, pero fui recordado de que no importaba el número de sonrojos, ni el que tan placenteros eran, no podrían sobrepasar la desventaja de tal madre.

Mrs Dupain empeoro, y empeoro, adulando los modales de Sir William Cesaire, y haciendo referencias encubiertas hacia ciertas personas que se pensaban tan importantes y que nunca habrían sus bocas, por lo cual, supuse, se refería a mí.

Lo peor estaba por llegar. La más joven de las chicas dio un paso al frente y suplico a Luka que diera un baile. Él tiene tan buen humor que aceptó de buena gana, después de lo cual Mrs Dupain y sus dos hijas menores se fueron. Marinette regresó al cuarto de su hermana enferma. Caroline fue despiadada una vez ella se fue.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Where stories live. Discover now