IX

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Martes 19 de Noviembre.

—Creo que deberíamos cabalgar alrededor de la propiedad hoy,— le dije a Luka esta mañana.

—Después, tal vez,— respondió, —Deseo cabalgar hacia Longbourn esta mañana para preguntar por la salud de Miss Dupain

—La viste solo hace dos días,— comenté con una sonrisa; Luka cuando está en uno de sus enredos amorosos es muy gracioso.

—Lo que significa que no la vi ayer. Es tiempo de que remiende mi negligencia.— respondió, igualando mi tono.

—¿Vendrás conmigo?

—Está bien,— dije.

Un momento después, me arrepentí, pero estaba molesto conmigo mismo por mi cobardía. Puedo sentarme con Miss Dupain por diez minutos sin caer presa de su atracción, y además, no es seguro que la vaya a ver. Puede que no esté en casa.

Salimos después del desayuno. Nuestro camino nos hizo pasar por Meryton, y vimos el objetivo de nuestra salida en la calle principal. Miss Dupain estaba tomando un poco de aire con sus hermanas. Escuchando el trote de los caballos ella volteó hacia arriba.

—Me estaba dirigiendo a su casa, para ver cómo se encontraba, pero puedo ver que está mucho mejor. Me alegra mucho,— dijo Luka, tocando su sombrero.

—Gracias,— ella respondió, con una sonrisa encantadora.

—Ha perdido su palidez, y ahora tiene algo de color en sus mejillas.

—El aire fresco me hace bien— respondió.

—¿Caminó hasta Meryton?— le preguntó.

—Sí.

—¿Espero que no se haya cansado?— agrego, frunciendo el entrecejo.

—No, gracias, el ejercicio fue beneficial. He pasado tanto tiempo dentro de casa que estoy complacida de volver a salir.

—Mis sentimientos son exactamente los mismos. Si alguna vez estoy enfermo, no puedo esperar a salir tan pronto estoy mejor.

Mientras ellos seguían con su conversación, y Luka se mostraba tan feliz como si Miss Dupain hubiera escapado de las garras del tifus, en lugar de un insignificante resfriado, estudiosamente evite mirar a Marinette. Dejé que mis ojos deambularan sobre el resto del grupo. Vi a las tres menores Dupain, una de ellas cargando un libro de predicaciones y a las otras dos riendo juntas, y a un hombre corpulento a quien no había visto antes. Por sus ropas pude saber que era un clérigo, y parecía estar acompañando a las damas. Estaba reflexionando que tal vez su presencia explicaba porque Miss Rose Dupain estaba agarrando un libro de predicaciones cuando recibí una indeseada sorpresa, no, un terrible sobresalto. En la orilla del grupo se encontraban otros dos hombres. Uno era Mr Denny, un oficial a quien Luka y yo ya habíamos conocido antes. El otro era Nathaniel Kutzenberg.

¡Nathaniel Kutzenberg! ¡Ese hombre odioso, quien había traicionada la confianza de mi padre y casi había arruinado a mi hermana!

El estar forzado a verlo otra vez, en tal momento y tal situación... Era abominable.

Pensé que ya había acabado con él. Pensé que no tendría que volver a verlo jamás. Pero ahí estaba, hablando con Denny como si no tuviera nada de qué preocuparse en este mundo. Y supongo que no tiene, pues nunca se ha preocupado por nada en su vida, a excepción de sí mismo.

Se volteó hacia mí. Sentí como me ponía blanco, y lo vi ponerse rojo. Nuestros ojos se encontraron. Furia, aversión y desprecio irradiaron de los míos. Pero recuperándose rápidamente, una detestable insolencia irradio de los suyos. Tuvo el descaro de tocar su sombrero. ¡A mí! Hubiera volteado, pero tenía demasiado orgullo como para crear una escena, y me forcé a responder su saludo.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Where stories live. Discover now