XXII

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Miércoles 23 de Abril

Esta mañana me levanté con el amanecer. Me volví a dormir, hasta que mi criado me levantó. Me levanté rápidamente, y después hice una copia limpia de mi carta. Me dirigí al cuarto del Coronel Le Chien Kim. Estaba todavía en bata cuando llegué, su criado a punto de afeitarlo.

—Necesito hablar contigo— le dije.

—¿A estas horas?— preguntó, riéndose.

—Necesito tu ayuda.

Su semblante cambio. Pidió a su criado que se retirará.

—La tienes— respondió.

—Necesito que hagas algo por mí.

—Dime.

—Necesito que te presentes como testigo de los eventos relatados en esta carta.

Me miró sorprendido.

—Contiene detalles de la relación entre Nathaniel Kutzenberg y mi hermana.— Frunció el entrecejo.

—No creo que debas divulgarlo a nadie.

—Las circunstancias han hecho imperativo que lo haga.

Brevemente le dije lo que había pasado; que me le había propuesto a Marinette y que había sido rechazado.

—¿Rechazado?— Interrumpió. —Por Dios, ¿Qué pudiste haberle dicho que la hizo rechazarte?

—Nada. Solo dije lo que cualquier hombre sensato hubiera dicho,— respondí. —Le conté sobre mi lucha interna para ignorar la inferioridad de sus conexiones, el comportamiento objetable de su familia, la inferioridad de su situación en la vida-

—¿Solo lo que cualquier hombre sensato hubiera dicho?— pregunto sorprendido. —Adrien, tú no eres así. No pudiste haberlo manejado peor. ¿Insultar a una mujer y después esperar que se case contigo?

Estaba sorprendido por su reacción.

—No dije nada más que la verdad.

—Si todos habláramos solo con la verdad, habría mucha infelicidad en el mundo, y particularmente, en tales momentos. Algunas cosas es mejor no decirlas.

—Aborrezco el engaño— dije.

—¡Y yo aborrezco un cabeza dura!— respondió, la mitad de él sonriendo y la otra exasperada. Entonces se puso serio, —Pero ofrecérselo a Miss Dupain... confieso que me has tomado por sorpresa. No tenía ni idea de que tus sentimientos estaban comprometidos.

—Puse mucho cuidado en que no lo supieras. No quería que nadie lo supiera. Pensaba que podría vencerlos.

—¿Pero eran demasiado fuertes para ti?

Asentí, y aunque no lo admitiría enfrente de nadie, aun lo eran. No importa. Los conquistaría. No tenía otra opción.

—Entonces, ¿te presentarás como testigo de lo que digo?¿Estarás a su disposición, si ella lo llegaré a desear?— le pregunté.

—¿Estas aseguro de que ella no dirá nada de esto a nadie?

—Estoy seguro.

—Muy bien, Entonces sí, lo haré.

—Gracias. Y ahora debo irme. Espero poner esta carta en sus manos esta mañana. Ella camina por el parque después del desayuno. Espero encontrarla ahí.

Lo deje con su criado y fui al parque. No tuve que esperar mucho. Vi a Marinette y camine hacia ella. Ella dudo, y creo que hubiera dado la vuelta si hubiera podido, pero sabía que la había visto. Camine hacia ella intencionalmente.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Where stories live. Discover now