XXXV

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Martes 2 de Octubre

El coronel Le Chien Kim nos visitó hoy para ver cómo estaba Georgiana. Ella está muy recuperada, y pronto seré capaz de regresar a Netherfield.

—¿Tengo entendido que has ido recientemente a Netherfield?— él dijo.

Estábamos comiendo en el comedor. Georgiana, todavía indispuesta por su enfermedad, prefirió la cena en su cuarto.

—Sí.— Le conté sobre el compromiso de Luka.

—¿Y te molesta?

—No. Estoy muy feliz por él. Estoy feliz por ambos.

—¿Acaso Miss Marinette Dupain te habló sobre tu carta? ¿Ha aceptado que tu no fuiste la causa de la ruina de Nathaniel Kutzenberg?— preguntó vacilante.

—Ella no ha dicho nada, pero creo que lo ha aceptado.

—¿Y eso ha endulzado sus sentimientos hacia ti?

No supe cómo responder.

—Estos asuntos son dolorosos mientras duran, pero no deben de permitirse durar para siempre.— Dijo. —Es tiempo de que vuelvas tu mirada al futuro nuevamente, Adrien. Debes de casarte. Sería bueno para Georgiana el tener a una mujer en la casa— Tomó un bocado de rodaballo, y dijo. —Anne ha estado esperando tu proposición por varios años.

—¿Anne?— pregunté sorprendido.

—Vamos Adrien, sabes cómo Lady Catherine ha tomado su matrimonio como algo decidido desde que su cuna. Estaba sorprendido cuando le ofreciste tu mano a Marinette, pero como no era de mi incumbencia. Mantuve la calma. Ahora que te ha rechazado, creo que deberías formalizar tu compromiso con Anne.

—No tengo ninguna intención de casarme con Anne.— Dije.

—Pero Lady Catherine lo espera. Ella y tu madre los prometieron a ella y a ti en sus cunas.

—¿Ella no piensa en serio en eso? La he escuchado decirlo muchas veces, pero lo tomaba como una vana fantasía, tal como: Cuando eras un bebe, mi hermana y yo decidimos que irías al ejército, o cuando eras niño, yo decidí que te adentraría a la política.

—Te lo aseguró, ella lo dice en serio.

—¿Y Anne?— pregunté.

—Sí. Ella también lo espera. Es por eso que nunca se ha casado.

—Yo pensaba que era porque aún era joven...

—Ella tiene veintiocho, como tú. ¿Has olvidado que estuvieron en sus cunas juntos, y que los tres jugábamos juntos cuando éramos niños?

Lo había olvidado. Ella solía perseguirnos a mi primo y a mí. No, no perseguirnos. Ella podía correr igual de rápido que yo. Mi primo, siendo cinco años más grande que yo, podía superarnos a los dos.

—¿Recuerdas como solía retarnos a subir a la cima del roble?— él preguntó. —Ella no debía subirlo. En su intento rompió su vestido, y fue confinada al vivero con pan y leche por una semana.

—Lo recuerdo. También recuerdo como le llevaste una sándwich frio de res y una rebanada de pay, envueltos en un pañuelo. Pensé que seguramente caerías al subir por el techo a su ventana. ¿Acaso alguna vez fuiste atrapado robando de la cocina?

—No. Mrs Heaney siempre culpaba al perro.

—¡Pobre Ceasar! Había olvidado las hazañas de Anne. Era mucho más vivaz como niña, cuando su salud era buena.— Comenté.

—Y cuando tenía a Sir Lewis para defenderla. Él se enteró de las ordenes de Lady Catherine de tenerla confinada al vivero, y fue el mismo a darle medio soberano.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Where stories live. Discover now