VII

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Viernes 15 de Noviembre.

Era una linda mañana y Caroline y yo decidimos tomar un paseo por el jardín.

-Te deseo un muy feliz matrimonio,- dijo ella mientras caminábamos por el sendero.

Quisiera que se olvidara de ese tema, pero me temo que no hay gran posibilidad de ello. Me ha estado molestando con mi supuesto matrimonio por días.

-Espero, también, que le darás a tu suegra algunos consejos, cuando este suceso tan anhelado tome lugar, como la ventaja de permanecer callada; y si puedes lograrlo, cura a las chicas menores de su síndrome de corretear a los oficiales.

Sonreí, pero estaba irritado. Había dado en el clavo, mostrándome la razón por la cual no puedo perseguir mis intenciones. Nunca podría tener a Mrs Dupain como mi suegra. Sería insoportable. Y en cuanto a las hermanas menores, hacerlas hermanas de Georgiana, no, no podría ser.

-¿Tienes algo más que proponer para mi felicidad domestica?- le pregunte, sin dejarle ver mi irritación, pues solo lo haría aun peor.

-Permite que los retratos de tu tío y tía Philips sean puestos en la galería de Pemberley. Y en cuanto al retrato de tu Marinette, no debes de intentar hacerlo, puesto que ¿cuál pintor podría hacerle justicia a sus hermosos ojos?- dijo con un tono divertido.

Ignoré sus ridiculeces, y me imaginé un retrato de Marinette colgado en Pemberley. Imagine otro retrato colgado junto a él, de Marinette y yo juntos. El pensarlo era muy placentero y sonreí.

-No sería fácil, ya lo creo, el capturar su expresión; pero el color y la forma, y las pestañas, tan remarcablemente finas, podrían ser copiadas,- reflexioné.

Caroline no estaba contenta, y estaba complacido de haberla molestado. Estaba a punto de responder, cuando nos encontramos con Louisa y Marinette que venían desde otro sendero.

Caroline estaba apenada, y bien debería de estarlo. Yo también, estaba incómodo. No pensé que Marinette hubiera podido escuchar algo, pero aun si lo hubiera hecho, no le habría turbado. No estuvo perturbada cuando escuchó el comentario poco caritativo de mi parte en la asamblea.

Mientras la miraba, estuve repentinamente consciente del hecho de que ella era un huésped en la casa. Había estado tan ocupado pensando en ella en otra manera, que me había olvidado de que ella se estaba quedando con Luka. Sentí una gran angustia al darme cuenta que no había recibido ningún afecto o amistad durante su visita. En realidad, había recibido cortesía en su cara, pero esa cortesía faltaba tan pronto como ella daba la espalda.

Nunca había sentido tanta antipatía hacia Caroline, o simpatía hacia Louisa, quien al menos se había tomado la molestia de invitar a Marinette a dar un paseo, lo cual yo no había hecho. Me condeno por ello. No estaba nada indispuesto a admirar sus ojos, pero había hecho muy poco para hacer su estancia en Netherfield más placentera.

Las siguientes palabras de Louisa deshicieron mis sentimientos benévolos hacia ella, pues dijo: -Nos han tratado abominablemente al irse sin decirnos que venían para acá,- tomo mi brazo libre y dejó a Marinette sola.

Estaba mortificado, y dije enseguida: -El camino no es lo suficientemente ancho para nuestro grupo. Deberíamos mejor ir por la avenida.

Pero Marinette, quien no estaba ni un poco turbada al ser usada tan vilmente, solamente sonrió maliciosamente y dijo que nos veíamos tan bien juntos como grupo que sería una pena el arruinarlo con la adición de otra persona. Después despidiéndose de nosotros, huyó felizmente, como un niño que se encuentra libre de los deberes de la escuela. Mientras la veía irse, sentí que mi espíritu se elevaba. Sentí como si yo, también, era repentinamente libre, libre de mi confinada vida de solemnidad, y desee correr tras de ella.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Where stories live. Discover now