XXXIV

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Sábado 20 de Septiembre

Mr Dupain no nos visitó nuevamente ayer, y esta mañana Luka decidió ir a visitar Longbourn.

—Ven conmigo Adrien,— dijo.

Convenciéndome de que iría con él solo para ver si Miss Dupain aún tenía algún interés en él, acepté, pero mi verdadero motivo era ver a Marinette. Estaba ansioso por verla como Luka lo estaba por ver a su hermana, y estaba tan nervioso como él.

Partimos. Luka estaba callado, y yo también, perdido en mis pensamientos, preguntándome como sería recibido. Si Marinette me culpaba por ser la causa de la ruina de Lila no podía culparla, y sobre todo porque ella no sabía que había ayudado para resolver el problema.

Había estado especialmente preocupado porque no lo supiera. No quería su gratitud. Si había desarrollado algún sentimiento afectuoso hacia mí, quería que fuera por amor, y nada más.

Llegamos. Los sirvientes nos llevaron adentro. Inmediatamente vi a Marinette bajas su mirada, avergonzada, y se ocupó de su labor de aguja. ¿Qué significaba eso? Ojala lo supiera.

¿Significaba que estaba consciente de la rareza de la situación, o no podía soportar mirarme?

—¡Oh, Mr Couffiane!— exclamó Mrs Dupain, levantándose con una sonrisa. —Qué placer es verlo de nuevo en Longbourn. Como lo hemos extrañado. ¡Nos dejó muy apresuradamente el año pasado y no tuvo tiempo de decirnos adiós! ¿Espero que no esté pensando en dejarnos otra vez tan rápido?

—No, espero que no.— dijo Luka, mirando a Miss Dupain.

La observé sonreír, y bajar su mirada. Ella, al menos, era fácil de leer, y estaba claro que las esperanzas de Luka no serían decepcionadas.

—Y Mr. Agreste,— dijo Mrs Dupain con un tono malhumorado, volteando hacia mí.

No le preste atención a su humor, y me fue difícil creer que hace algunos meses lo había pensado suficiente razón para no proponérmele a Marinette. ¿Que importaba si su madre era tonta y vulgar? No quería casarme con Mrs Dupain.

No pude tomar asiento al lado de Marinette, sus hermanas menores tomaron ese lugar, pero le pregunté cómo estaban su tía y tío. Respondió cortésmente, pero entonces volvió su atención a su labor.

Por fuera estaba calmado. Por dentro, era todo lo contrario, pero no podía hacer nada. No estaba tan cerca de Marinette como para continuar la conversación sin parecer algo particular, y que le diría, bajo la mirada de su madre, ¿de lo que quería decir?

Para distraer mis pensamiento, mire a Miss Dupain y me pregunté cómo no había visto su parcialidad hacia Luka el año pasado. Los sentimientos que ella sentía por él estaban en cada movimiento, cada expresión, cada mirada y cada sonrisa. ¿Me había cegado, esperando casar a Luka con Georgiana? No lo había pensado entonces, pero ahora me daba cuenta que lo había hecho.

Miré otra vez a Marinette, deseando poder leer sus pensamientos. Después de un rato, ella dijo: —Miss Agreste se encuentra bien, ¿espero?

—Sí, gracias.— respondí, complacido de escuchar el sonido de su voz.

No hubo oportunidad para nada más. Su madre empezó a hablar de la boda de Lila. Marinette no volteaba. ¿Sabía que yo estaba involucrado? No, estoy seguro que no lo sabía. Los Chengs me habían jurado secrecía, y sabía que no me traicionarían. Su confusión provenía del mismo tema, conociendo mi relación con Nathaniel Kutzenberg.

—Es algo maravilloso, el tener a una hija bien casada,— dijo Mrs Dupain, un comentario que me hubiera disgustado algunos meses antes, pero que ahora no tenían ningún efecto. No me importaba Mrs Dupain. Dejadla ser la mujer más tonta en la cristiandad si ella lo deseaba. Eso no me prevendría de casarme con Marinette, si ella me aceptaba.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Where stories live. Discover now