XXXIII

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Lunes 1ero de Septiembre

Hoy Lila se casó, y su reputación fue salvada.

La mañana comenzó mal. Me reuní con él en sus aposentos a las diez y media y lo encontré a medio vestir.

—¿Qué significa esto?— le pregunté. —Tienes que estar en la iglesia en media hora.

Se sirvió una copa y se la tomó de un sorbo.

—Solo nos tomará diez minutos el llegar a la iglesia. Hay suficiente tiempo.

—Si llegas después de la hora, no será posible que te cases hoy.— le dije.

—Sabes, Adrien, si me hubieras dado el sustento que quería cuando te lo pedí, todas estas displicencias nunca hubieran pasado.

No le respondí.

—Me hubiera quedado mejor el casar a otras personas en lugar de casarme yo mismo. Estoy empezando a creer que no quiero casarme para nada.— comentó.

—Entonces debes encarar a tus acreedores.

—Ah. Eso me gusta mucho menos.

Puso su copa a un lado y recogió su abrigo. Se lo puso y ato su corbata, entonces salió hacia el carruaje que esperaba afuera.

—Esto es como nuestra camaradería de antes— me dijo, mientras nos subíamos al carruaje. —Los dos juntos. Siempre pensé que estarías a mi lado en mi boda. Últimamente empezaba a dudarlo, pero ya ves, aquí estamos, amigos otra vez.

—Tú no eres mi amigo.— le dije.

Sonrió tentadoramente.

—Si mis sospechas son ciertas, pronto seremos algo más que amigos. Seremos hermanos.— Se reclinó en el respaldo. —Que felices hubiera hecho esto a nuestros padres, el saber que seriamos tan cercanos. Íbamos a ser casi hermanos el año pasado...— se detuvo, y me tomo todo mi control el no responderle. —Pero, bueno, el destino tenía otras ideas. O al menos, tú las tenías. ¿Cómo esta Georgiana?

—Mucho mejor al estar lejos de ti.

—Que pena. No pensé que me olvidaría tan pronto. Aun pensaba que estaba enamorada de mí. Estoy ansioso por verla otra vez, cuando Lila y yo visitemos Pemberley.

—Eso es algo que nunca harán.— le dijo con finalidad.

El viaje a St Clement's era corto. La iglesia había sido elegida por estar cerca del lugar en donde se alojaba Nathaniel, y por qué el rector estaba dispuesto a llevar a cabo la ceremonia. Él no sabía nada de lo que había sido necesario para lograr este matrimonio, solo que una joven pareja deseaba casarse. Él nos recibió con una sonrisa mientras entrabamos a la iglesia y esperábamos a que Lila llegara.

—Tal vez ella cambio de parecer.— dijo Nathaniel. —No puedes culparme. A pesar de esto tienes que pagar mis deudas.

—Ella estará aquí. Su tía y su tío se aseguraran de ello.

En ese momento Lila entró en la iglesia. Miró hacia el altar y explotó en un ataque de efusividad cuando vio que Nathaniel ya había llegado.

Su tía y su tío le hicieron recordar en donde estaba, y caminaron con ella hacia el altar.

—Estaré más que agradecido cuando todo esto terminé.— me dijo Mr Cheng en voz baja.

—Yo igual,— dijo su esposa. —Traté de hacerla comprender las preocupaciones y temores que le había causado a sus padres, la desgracia que podría haber traído a su familia y la gratitud que le debía a aquellos que la habían rescatado de la ruina, pero sin ningún resultado. No me prestaba ninguna atención y en su lugar hablaba constantemente de Nathaniel Kutzenberg, con una queja de vez en cuando de tener que estar encerrada en la casa.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora