XXIV

57 11 3
                                    

Sábado 7 de Junio

Tuvimos un bien tiempo para nuestro día de campo. Comimos debajo de las grandes ramas de un antiguo roble.

Georgiana estaba muy cohibida al principio, pero les dio la bienvenida a sus invitados con cortesía y poco a poco se fue desenvolviendo más. Después del almuerzo, me complació ver a Caroline acercarse a Georgiana para platicar, mi hermana estaba sola en ese momento. Fui con ellas y felicité a Georgiana por su éxito.

—Estoy contenta por haberte complacido— dijo.

—Le estaba diciendo a Georgiana lo bien que se ve,— dijo Caroline. —Usted también, se ve muy bien, Mr Agreste. El clima más cálido le sienta bien.

Por alguna razón sus elogios me molestaban. Solo dije: —Nos sienta bien a todos.

—Georgiana me ha estado contando que usted visitó Rosings estas pascuas. Miss Mari Dupain estaba en el grupo, he escuchado.

—Sí, lo era.

—¿Y cómo estaban sus hermosos ojos?— preguntó Caroline.

—Tan brillantes como siempre.

Ella sonrió, pero mi respuesta no parecía complacerla.

—Tengo entendido que hubo algunos inconvenientes durante los últimos días de su visita.

No pudo haber escuchado nada de Georgiana, pero me pregunto si el Coronel Le Chien Kim dijo algo indiscreto. No satisfice su curiosidad.

—No. Nada en absoluto.

Después de un rato, empezó otra vez.

—Pase por Longbourn hace poco.

No dije nada, pero me interese por lo que tenía que decir.

—Es por eso que pensé que había habido algunos inconvenientes— dijo.

Ah, Entonces no fue mi primo. Ya sabía yo que no podría haber sido él.

—Tome el almuerzo en el hotel, y los criados estaban comadreando, como los criados siempre hacen. Mr Lahiffe había escrito a Mr y Mrs Dupain. Les había escrito sobre su sorpresa al verle a usted en Rosings, y su carta decía algo sobre Miss Mari Dupain poniéndose enferma.

—No pudo haberse sorprendido por mi visita. Visito seguido Rosings. Y por la enfermedad de Miss Marinette Dupain, no recuerdo nada más que una jaqueca.— dije. —¿Llamaron al doctor?

Su sonrisa se desvaneció.

—No, creo que no.

—Entonces no puede haber sido nada de gran importancia,— observé.

Volvió a tratar.

—Escuché que Nathaniel Kutzenberg está comprometido...

Sentí mi semblante empalidecer con el sonido de su nombre, y aún más al saber que estaba comprometido. No pudo haberse comprometido con Marinette. Seguramente, después de todo lo que le dije, ¿no podría aceptar su mano en matrimonio? No después de haber rechazado la mía. A menos que no me hubiera creído.

—... a una heredera,— siguió Caroline.

Sentí que mi color empezaba a regresar. Si estaba comprometido con una heredera, entonces mi temor de que estuviera comprometido con Marinette era infundado. Sentí un alivio fluir por mi cuerpo. Pero mi alivio fue de corta duración.

—Pero su familia la retiro de su cercanía,— dijo Caroline. —¿Me pregunto por qué será?

Esperó a que yo hablara. Ella solo sabe que Nathaniel Kutzenberg se había portado vilmente contra mí, y estaba esperando que le dijera más, pero no lo hice. Me sentí mal al ver a mi hermana, quien estaba moviéndose incómodamente a mi lado. El ser recordada de Nathaniel Kutzenberg era algo muy desafortunado.

—Miss Howard no tiene a nadie con quien hablar,— le dije a Georgiana. —Creo que debes ir y preguntarle cómo se encuentra.

Georgiana se fue complacida.

—Que chica tan hermosa,— dijo Caroline, viéndola irse. —Y tan elegante. Tiene la misma edad que Miss Lila Dupain, y aun así son dos chicas muy diferentes. Lila ira a Brighton, he oído decir,— Caroline agregó burlonamente. —Está determinada a perseguir a los oficiales, y si son enviados a Francia, ella probablemente tome el primer barco.

Deseaba que ella no hablara de los Dupain, pero no podía detenerla sin parecer afectado particularmente por ese tema. No me gustaba escuchar críticas de Miss Lila Dupain, sin importar que tan justificada fuera su censura. Criticar a alguien nunca es bien visto.

Mientras pensaba esto, me sentí cada vez más intranquilo. Había criticado a Lila de una manera atroz, y en frente de su hermana. No era de asombrar que a Marinette no le hubiera gustado escucharlo. Me había felicitado en ese momento por mi honestidad, pero empezaba a estar de acuerdo con mi primo, en que algunas cosas, no importa que tan verdaderas, es mejor no decirlas.

—Su padre sin duda siente que el aire de mar le hará bien a la familia.— comenté.

Pero Caroline no iba a ser reprimida.

—Su padre no la llevará. No le gusta tomarse ninguna molestia en cuanto a lo que su familia se refiere.

—¿La ha dejado ir a Brighton bajo el cuidado de su madre?— Pregunté, antes de poder detenerme.

—Lila no va con su madre. Se va sola, en compañía del Coronel y Mrs Forster.

No podía creer que incluso Mr Dupain pudiera ser tan negligente como para dejar que una chica del carácter de Lila fuera a un lugar de esparcimiento sin su familia. Ella seguramente los deshonraría, y por lo tanto deshonraría a Marinette. ¡Mi pobre Marinette! Como lo lamentaba por ella, y como arremetía contra la injusticia de su situación. Su nombre sería manchado por una hermana sobre quien no tenía ningún control.

Y aun así, injusto como era, ¿no la había marcado con las faltas de su familia, y no le había dicho que ella estaba por debajo de mi merecimiento porque sus hermanas se portaban mal?

Encuentro difícil de creer que haya sido tan poco generoso, pero sé que ese fue el caso.

¿Qué es lo que ella había dicho de mí? ¿Qué fui poco caballeroso? Me merecía esa crítica y más. Si hubiera ido a decirle que deseaba no volverla a ver jamás, entonces hubiera habido alguna excusa para mostrarle en que tan baja estima la tenía, pero decirle que no era mi igual, decir que me estaría rebajando al conectarme con ella, y ¡después tener la audacia de pedirle su mano! ¡Y pedírselo de tal manera, con la seguridad de que sería aceptado! No puedo creer que yo, quien siempre me he enorgullecido de mi buen y justo juicio, pudiera portarme de esa manera.

Para distraer a Caroline de cualquier otra discusión relacionada con los Dupain, le pregunté sobre su hermano. Me dijo de sus asuntos en el norte, y dijo que tan complacidos estaban de ser invitados a Pemberley nuevamente en el verano.

Mire a Luka mientras hablábamos de temas de carácter general, interesado en ver si prefería a cualquier joven en sus atenciones. De nuevo, no lo hizo. Hablaba con cada joven dama presente, reía y era jovial, pero aun así había algo en sus maneras que era de carácter reservado, como si estuviera reteniendo una parte de sí mismo.

—¿Tu hermano tiene alguna preferida en el norte?— le pregunté a Caroline.

—No. Ninguna le ha llamado la atención.

—¿No crees que todavía siente algo por Miss Dupain?

—Para nada, tenlo por seguro,— respondió decididamente.

Pero creo que está equivocada. Estoy resuelto a observarlo y asegurarme de ello, pero una vez que esté convencido, deseo hablar con él y decirle que estaba equivocado acerca de que Chloé era indiferente. Debo de reparar el daño que he hecho.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Where stories live. Discover now