XVI

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Jueves 3 de Abril

Cené con el Coronel Le Chien Kim hoy en mi club. Hemos decidido que viajaremos juntos a Rosings.

Lunes 7 de Abril

Mi primo y yo hemos tenido un agradable viaje a Kent, y después de algunas generalidades, la conversación giro nuevamente al matrimonio.

—Estoy en la edad en la que siento que debería asentarme, y aun así el matrimonio es una aventura peligrosa,— dijo. —Es tan fácil dar un paso en falso y después ser forzado a vivir con él el resto de tu vida.

—Los es,— concordé, pensando en Luka. —Recientemente he salvado a uno de mis amigos de tal paso en falso.

—¿En verdad?

—Sí. Él alquiló una casa en el campo, en donde conoció a una joven de bajas conexiones. Estaba totalmente conquistado por ella, pero afortunadamente un asunto lo obligo a regresar a Londres por un tiempo. Percibiendo el peligro, sus hermanas y yo lo seguimos a Londres y lo convencimos de quedarse.

—Entonces lo has salvado de un matrimonio muy imprudente.

—Lo he hecho.

—Te agradecerá por ello cuando todo haya acabado. No es placentero levantarse de un sueño y encontrarse atrapado en una pesadilla.

Estoy animado por su opinión. Respeto su juicio, y es tranquilizador saber que piensa lo mismo que yo sobre este asunto.

Llegamos a Rosings esta tarde, y la belleza del parque me sorprendió de nuevo. No es tan bello como Pemberley, pero se ve muy bien en primavera. Vimos a Mr Lahiffe en nuestro camino a la casa, y creo que había estado buscándonos. Nos reverenció mientras pasábamos, y después se fue a toda prisa en la dirección de la casa parroquial para dar a conocer la noticia a los residentes.

Me estuve preguntando si Marinette estaba adentro, y como se sentiría por la noticia de nuestra llegada.

Martes 8 de Abril

Mr Lahiffe nos visitó esta mañana para presentar sus saludos. Me encontró a mí con el Coronel Le Chien Kim. Mi tía estaba dando un paseo en el carruaje con mi prima Anne.

—Mr Adrien, es una honor el verlo otra vez. Tuve la fortuna de conocerlo en Hertfordshire, cuando me estaba quedando con mis lindas primas. No estaba casado entonces, pues mi querida Alya no había aun consentido en ser mi esposa. Desde el primer momento en que la vi supe que no sería una deshonra para la casa parroquial de Hunsford, y encantaría a mi estimada patrona, Lady Catherine de Bourgh, quien tiene el honor y distinción de ser su más venerada tía, con su humildad y simpatía. En verdad, Lady Catherine fue tan amable al decir-—

—¿Volverá a la casa parroquial?— pregunté, cortando su perorata. Se detuvo un momento, y después dijo, —Por supuesto.

—Es una linda mañana. Caminaremos con usted. ¿Qué dices?— le pregunté al Coronel Le Chien Kim.

—Claro que sí.

Salimos. Mr Lahiffe nos relató las bellezas del parque, intercaladas con expresiones de humilde gratitud por nuestra condescendencia de visitar su pobre hogar. Mi mente empezó a divagar. ¿Habrá Marinette cambiado desde el otoño? ¿Estaría sorprendida de verme? No. Ya sabía de mi visita. ¿Estaría contenta o lo contrario? Contenta, claro. El reencontrarse con un hombre de mi posición debe ser muy deseable para ella.

Nuestra llegado fue anunciada por la campanilla de la puerta y poco después entramos al cuarto. Le ofrecí mis saludos a Mrs Lahiffe, y ella me dio la bienvenida. Marinette hizo una cortesía.

Esta igual que siempre, pero el placer que sentí al verla me tomó por sorpresa. Pensaba que ya había conquistado mis sentimientos por ella, y claro, lo he hecho.

Solo fue el hecho de verla de nuevo por primera vez lo que me desconcertó.

—¿La casa es de su gusto, espero?— Le pregunté a Mrs Lahiffe. —Si, por supuesto que lo es.— respondió.

—Me alegra. Mi tía ha hecho algunas mejoras últimamente, me ha dicho. ¿Y el jardín? ¿Le gusta su aspecto?

—Es muy placentero.

—Bien

Hubiera dicho más, pero mi atención se fue desviando hacia Marinette. Estaba conversando con el Coronel Le Chien Kim en su usual franca y desenvuelta manera. No podía decidir si me gustaba o no. Estaba en plena libertad de hablar con mi primo, claro, y de encantarlo si deseaba, pero me sentí insatisfecho de ver como él disfrutaba de su compañía, y aun peor, el ver cuánto disfrutaba ella de la suya. Poco después me di cuenta de que estaba perdido en mis pensamientos, e hice un esfuerzo por sor educado.

—Su familia está bien de salud, espero, ¿Miss Dupain?— pregunté.

—Sí, gracias,— respondió. Hizo una pausa y después dijo, —Mi hermana Chloé ha estado en la ciudad estos tres meses. ¿La ha visto por casualidad?

Estaba desconcertado, pero respondí calmadamente.

—No, no he sido tan afortunado.

Volví a sumirme en silencio, insatisfecho del giro que la conversación había tomado, y poco después mi primo y yo nos retiramos.

Pride & Prejudice  (Adrinette)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora