🖤CAPITULO 4🖤

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—¿Siempre sueles hablar así a mis espaldas? —Preguntó Brayan a su hermana, quien lo voltea a ver y dedica una sonrisa.

—Claro, como tu actuar de una manera frente a las personas, y de otra a sus espaldas. —Expuso con descaro.

Brayan no le dio repuesta, al entender a qué se refería.

—Dime hermanito. —Avanza hacia él—. ¿Qué es lo que quieres lograr a base mi?

—De ti no se puede conseguir nada.

—Entonces porque proponerle a padre que trabaje aquí, si luego iras a quejarte de mi miserable desempeño con él —menciona. Una sonrisa se amplía en sus labios—. Parece que has olvidado, que soy una de las pocas personas que te conoce bien, Brayan.

—No me conoces, solo finges hacerlo, utilizando mediocres tácticas que solo te hacen ver patética.

Ella rio. Era verdad que Alina no lo conocía, ya que descifrar a Brayan era en verdad difícil ante sus comportamientos cambiantes, pero vivir bajo el mismo techo, la había ayudado a entender un poco como funcionaba su mundo, en especial, cuando comenzó a imitarlo. Pues de pequeños, todos tenemos un modelo a seguir, y el de Alina había sido Brayan, ya que admiraba su forma de conseguir siempre lo que quería.

—Disculpa, olvide que estaba hablando con el rey de la falsedad —agrega.

Al desviar su mirada, vio a Viktor acercarse a ellos. El exótico secretario de su hermano, el cual le resultaba irresistible al ser prohibido para ella. Aunque su físico tampoco la ayudaba en no pensar en él sobre una cama sometiéndola.

—Viktor —avanzó en su dirección e intento abrazarlo, pero este de inmediato la rechazo, retrocediendo unos pasos para evitar el contacto—. Viktor —hizo pucheros.

—Señor, he investigado lo que me pidió, y enviado la información a su correo —dijo, ignorando a Alina.

—Bien —Brayan entro al elevador cuando este se abrió, mientras sacaba su móvil para leer la información. Pero al ver que Alina no se mueve de su lugar, levantó la mirada—. Alina, deja de acosar a Viktor y entra ahora mismo —ordena.

Alina se negó, por lo que Brayan le dedico una mirada a Viktor, quien la sujeto y obligo a entrar.

—¡Oye! —Exclama molesta.

Bien, le gustaba Viktor, pero detestaba que obedeciera en todo a su hermano, y en ese momento fuera tan brusco con ella.

—Si te atreves a salir, cancelaré tus tarjetas —advirtió Brayan, al ver su intención de escapar.

La chica bufó, y cruzando sus brazos, se recargó en el tubo del elevador. Ya que sabía que Brayan tenía más autoridad en las cuentas bancarias que su padre, al ser quien generaba el dinero.

La economía de su familia siempre fue estable, intermedia en pocas palabras, hasta que Brayan salió de la universidad y tomo el puesto de su padre en la compañía de bienes raíces del abuelo, haciendo crecer la empresa, volviéndose dueños de los mejores edificios de la ciudad.

—Escuche que le pediste un auto nuevo a papá, pero se negó a comprarlo.

—Sí, y gracias a ti —dice Alina con enfado—. Dime, ¿de cuándo acá papá y tú se preocupan por el dinero que gasto?

Desde que gastas más de lo que generas —responde Brayan.

—Estoy trabajando, y...

—Lo que ganas no se asemeja ni siquiera a la cuarta parte de lo que gastas a la semana —interrumpe, sin apartar la mirada del móvil.

—Y qué con eso, si al morir no lo puedo llevar conmigo —dijo a su defensa—. El dinero se hizo para gastar, si no, para qué sirve tener tanto, si no lo vas a utilizar.

Brayan apretó el móvil en su mano, y Alina, al percatarse de ello, se inquietó. Pero no sintió volverse pequeña, hasta que él la volteo a ver, con esa mirada tan oscura y penetrante.

—Puedes gastar el dinero que quieras, mientras sea tuyo. —Da pasos a ella, hasta arrinconarla—. Pero para parásitos como tú, resulta más divertido y fácil gastarse el ajeno. —La sujeta de la barbilla, para obligarla a mirarlo—. Pero para tu mala suerte, Alina. —Se inclina hacia ella—. Conozco muchos métodos para deshacerse de los parásitos, y sabes que no temo utilizarlos con mi propia familia.

Alina observó a Brayan con temor, recordando a su abuela, aquella mujer que le requería dinero cada mes, la que presumía ante la sociedad de que el éxito de la empresa era debido al menor de sus hijos y no al nieto de aquel hijo que despreciaba por razones que aún ignoraba, y quien sabía que se había convertido en el inversionista mayoritario.

Durante años, Brayan le brindo miles de pesos, hasta que un día decidió dejar de darle. La abuela se endeudó rápidamente, pero cuando se dio cuenta de que Brayan no iba a volver a caer en sus redes, le hizo un escándalo en la empresa, lo acusó y lo avergonzó como nunca nadie lo había hecho, y antes de que se pusiera el sol ese día, la abuela ya estaba internada en un hospital psiquiátrico.

Su abuela no estaba loca, solo era muy avariciosa, pero Brayan se encargó de que todos creyeran lo contrario, para que jamás volviera a salir del hospital.

—Te he proporcionado una gran cantidad de dinero durante un largo tiempo Alina, y es hora de que me lo devuelvas.

—Pero yo no tengo dinero —dijo con voz temblorosa.

—Exacto. —Aparta el cabello del rostro de la chica y colocó detrás de su oreja con suavidad—. Por ello me pagarás de otra manera.

El elevador se abrió y aparto de ella.

—Te mandaré la foto e información de una persona. Estúdiala, te diré después que debes hacer con ella. —Salió del elevador.

GRACIAS POR LEERME

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BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Where stories live. Discover now