🖤CAPÍTULO 29🖤

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Al llegar al hotel, Dahlia avanzo hacia el jardín, en donde se llevará a cabo la reunión escolar. Se sentía nerviosa, porque sabía que sus compañeros le harían miles de preguntas sobre cómo le ha ido en la vida, y si algunos estaban enterados de su compromiso con Lars volvería todo más incómodo.

Cuando atravesó la puerta, todas las miradas se dirigieron a ella. William fue el primero en hablar.

—Viniste —fue hacia ella y la envolvió en un abrazo—. Te ves hermosa, como siempre —agregó. Ella le sonrió—. Vamos —la guio a la mesa en donde estaban todos.

—Siento llegar tarde —se disculpó con una sonrisa.

—Qué va —se pone de pie Cali, un hombre de ojos oscuros y cabello rizado, y mejor amigo de William—, es un honor que nos dejes ver tu belleza, que solo va en aumento.

Ella vuelve a sonreír.

—Eso es verdad, como es que te ves más atractiva que antes —se acercó Miranda, su compañera de asiento.

—Dicen que los treinta es la mejor edad para mujer —dijo, mientras abraza a Miranda.

—Pues mira que yo tengo treinta y creo que voy de mal a peor —mencionó, ya que había ganado peso.

—Ya llegué —gritó alguien con entusiasmo a su espalda, por lo que todos miran en su dirección.

La mirada de sorpresa se refleja en el rostro de todos, porque Dasha, quien iba llegando, traía el mismo vestido que Dahlia, el cual era blanco, que abrazaba su cintura, pero quedaba suelto de abajo.

Dasha era hija de un ingeniero muy reconocido, y fue su pesadilla en la preparatoria, porque fue la única compañera del salón que se enteró de su trabajo nocturno, al verla salir del local, cuando siguió a su padre, ante una sospecha de infidelidad a su madre, algo que comprobó. Ella guardó su secreto con una condición, ser su esclava. Lo que hizo creer a todos que eran las mejores amigas, porque siempre estaban juntas, pero la realidad era otra. Al terminar la preparatoria, Dasha se fue al extranjero a estudiar, y jamás la volvió a ver, hasta hoy.

—Vaya, sí que tienen una conexión, incluso traen el mismo vestido —dijo Erik.

—No, de seguro se pusieron de acuerdo —opinó Miranda.

—Claro que no, hacía años que perdimos contacto. Me alegra verte de nuevo —Dasha abrazo a Dahlia—. Apuesto a que también te alegra verme, ¿no? —susurró a su oído, en un tono que delataba que intentaría volver a manipularla con su secreto, lo que despertó su deseo de huir de ahí.

—Estás embarazada —fueron las únicas palabras que salieron de la boca de Dahlia al apartarse.

—Tengo siete meses, y me casé hace dos años con un hombre que aparte de guapo es rico —le muestro el anillo de su mano con orgullo—. Pero no hablemos de mí, mejor dinos si sigues siendo tan popular con los hombres. Digo, porque ahora que ya no estás comprometida, de seguro tiene uno que otro pretendiente —agregó con un toque de burla.

—¿Estuviste comprometida? —preguntó Erick, el genio de las matemáticas de su salón.

—Qué les parece si nos sentamos y comemos un poco ahora que estamos todos —propuso William, al notar que Dahlia comenzaba a sentirse incómoda.

—Sí, por favor, muero de hambre —dijo Cali.

Mientras toman lugar en la mesa, Dahlia contempló a sus ocho compañeros. No recordaba que fueran tan pocos.

—¿No vendrá nadie más? —preguntó—, recuerdo que éramos veinte, no ocho en el salón.

—Todos están en el grupo, pero ya sabes, a unos les fue mal en la vida y supongo que les da vergüenza venir y dejarnos ver lo mal que les ha ido —comentó Miranda.

—No deberían avergonzarse, nadie aquí los juzgará, o es acaso que lo estamos haciendo con Dahlia, claro que no —dijo Dasha.

Había olvidado como le gustaba hacerla menos. Tal vez por eso tolero mucho tiempo a Francia, porque ya estaba familiarizada con la sensación a causa de Dasha.

—No creen que ya tardo el vino —cambió de tema William.

—Yo iré por él —se ofrece Dahlia.

—¿Qué?, no, voy yo —se ofrece él.

—Conozco a la gerente, iré yo.

Levantándose de su lugar, se dirige a la entrada, pero al ver que el camarero ya venía con sus botellas, volteo a ver a sus compañeros, quienes le sonrieron.

Ella regresó a ellos, pero justo cuando está por tomar su lugar, sintió que algo la golpeo y perdió el equilibrio.

—Dahlia —escuchó decir a William.

Al estar la piscina cerca, Dahlia cayó al agua helada. Al salir a la superficie, miró al camarero y las botellas en el suelo, al parecer había tropezado y golpeado a su paso en busca de mantener el equilibrio. Pero al encontrarse con la sonrisa de burla de Dasha, supo que ella tuvo que ver en el accidente.

Ahora solo quedaba decidir si lo había hecho solo para recordarle los viejos tiempos o porque llevaba el mismo vestido que ella y lo lucia mejor.

—Ven aquí, déjame ayudarte —dice William, acercándose a la orilla.

—Yo me encargo —todos voltearon a ver al señor Beck, quien avanzaba a la orilla e inclinaba, ofreciéndole la mano a Dahlia.

Ella dudó por un momento, pero al final la toma. Al salir, todo el vestido se pegó a su cuerpo, por lo que Brayan se quitó la chaqueta y la colocó sobre sus hombros, ante el viento que soplaba.

—Si no les importa, la llevaré a su casa a cambiarse, para que no atrape un resfriado. Y no se preocupen por el vino o la cena, va por mi cuenta.

Dicho eso, hizo avanzar a Dahlia a la puerta.

—¿Qué cree que hace? —susurró.

—Protegiendo a uno de mis empleados de la humillación.

—No recuerdo haber aceptado —dijo la mujer.

—En ese caso ya tiene una repuesta —preguntó Brayan.

Dahlia se detuvo y lo volteo a ver.

—Puedo llegar a casa sola, gracias por su ayuda —se aleja de él, en dirección a la salida del hotel.

—El edificio en donde se hospeda me pertenece —dijo, haciéndola detener.

Esto debe ser una broma, casi toda la ciudad es suya, ¿Por qué sigue comprando?, ¿acaso es comprador compulsivo? Se preguntó Dahlia.

—Y qué, ¿piensa hacer que me corran también de ese lugar? —se mostró a la defensiva.

—No, pero si sigue evitando darle una repuesta a mi propuesta, daré por hecho que a partir de hoy es mi empleada.

Y si me niego a trabajar con usted —desafió.

—Viktor la llevara a su casa y entregara el uniforme de la empresa, así que la espero mañana a las ocho, sea puntual —dijo, para seguido avanzar al elevador.

Al parecer el señor Beck no aceptaba un no por repuesta, pero a pesar de eso, fingía que era decisión de ella si quería trabajar con él, cuando al final daba por hecho su palabra.

NOTA DE AUTOR:

Bien, mis brujxs, aquí se termina la primera parte de la novela, estén al pendiente de la segunda parte, la cual tendrá como título "Trabajando con el señor Beck"

P.S. En esta segunda parte comenzará a correr sangre, y la muerte hará su presencia.  

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Kde žijí příběhy. Začni objevovat