🖤CAPÍTULO 49🖤

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La lluvia caía de nuevo, llenando de penumbra la ciudad y empañando el espejo frente a ella.

Le gustaba el silencio, la lluvia, el frío y el sabor amargo del café. Le gustaba sentir que tenía el control, aunque a veces no era así, le gustaba pensar que lo tenía. Detestaba ser cobarde, sentir su corazón acelerado por el miedo, las manos sudorosas por los nervios, ser manipulada, los secretos, el sentirse confundida, pero, sobre todo, lo que más odiaba era no poder proteger a las personas que más amaba.

Y cuando todo lo que detestaba se alineaba de una manera que creyó imposible, la hacía sentir al borde de un barranco que la guiaba a una ansiedad profunda que le robaba el sueño durante la noche y la cordura durante el día.

—El mundo es muy pequeño, mariposa.

A través del cristal pudo ver la figura imponente de un hombre detrás de ella. Se giró hacia él, al reconocer su voz. El hombre de cabello canoso, nariz ancha y lunares esparcidos por su rostro le sonrió, mientras ocultaba sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Pero la verdad, no me sorprende haber cruzado camino contigo, mi hija me había mencionado que tuvieron un encuentro en una reunión de grupo, en donde el señor Beck te escolto hasta tu casa —Dayan dio un paso más hacia ella—. Te volviste muy inteligente, ahora sabes de qué lado debes estar.

Mantuvo su mirada en él. No temía de Dayan, tampoco se sentía ofendida, porque era verdad, sabía de qué lado le convenía estar.

—Igual tú —dijo.

Dayan rio.

—¿Tú?, antes te dirigías a mí como usted —mencionó—. Pero supongo que ahora que somos iguales es válido.

Dahlia sonrió divertida.

—No es así, tú eres una basura, y yo un diamante en bruto. Si antes me dirigía hacia ti como usted, es porque lo respetaba, eras amable conmigo, con todas, pero luego me hiciste tanto daño como ellos ese día. Dime, ¿era tan divertido mientras ellos me lastimaban?

—Claro —admite con una sonrisa—. Eras una prostituta, no valías nada, incluso ahora no vales nada. Si el señor Beck te tiene a su lado es porque necesita algo de ti, cuando lo consiga te desechará como la mierda de persona que eres —dijo.

—Así como está a punto de lanzarse al estiércol a ti —atacó y la sonrisa de Dayan decayó, algo que hizo sonreír a Dahlia—. Parece que acerté. Quizá sea porque mi intuición se ha agudizado.

—Eres una...

—Soy una mujer que tiene mucha curiosidad de saber que tan divertido es causar dolor, así que ten cuidado, puedo que seas mi primera rata de laboratorio —lo rodeó y avanzó hacia la puerta—Am, por cierto, soy difícil, así que dudo que Brayan logré obtener con facilidad lo que quiere de mí, lo que significa que estaré por mucho tiempo a su lado, y eso para ti y el resto del mundo que desea pisotearme me hace intocable —sonrió y cerró la puerta detrás de ella, pero al girarse se encontró con el señor Beck, quien mantenía un rostro neutro con la mirada fija en ella, que la hizo pensar que existía la probabilidad de que haya escuchado su conversación con Dayan.

—Continuará siendo un obstáculo para mí, o me abrirá camino —dijo.

Dahlia lo contempló sin saber qué decir, hasta que Viktor la tomó del brazo y la apartó de la puerta, para seguido abrirla y hacer que el señor Beck entrara, lo que la hizo entender que se refería a eso con sus palabras.

Dahlia le dedico una mirada a Viktor, pero sin decirle nada se dispuso a entrar de nuevo para atender a los integrantes de la junta, cuando Viktor la sujetó de brazo y detuvo.

—En esta ocasión no atenderás esta junta.

—Disculpen —una pelirroja pasó por el lado de Dahlia dedicándole una sonrisa arrogante.

—¿Qué sucede? —Se liberó de él, confundida.

—Hay un taxi esperándote abajo, te llevará a la casa del señor Beck. Su padre hoy toma su tratamiento, así que atenderás todas sus enfermedades.

—Espera, ¿ahora la hago de enfermera?

—Solo obedece —dijo con voz dura.

—Pero si no me iba a negar —le sonrió—. El señor Beck es muy agradable en comparación a Brayan, así que prefiero servirle a él —agregó—. Ahora iré a su encuentro, que tengas un lindo día, aunque dudo que sea posible con Brayan como jefe.

Viktor rodó los ojos, y Dahlia quiso festejar el hecho de que lograba tener efecto en él.

—Solo atiéndelo bien y no hagas ninguna estupidez —dijo Viktor, para seguido entrar a la sala.

—Yo nunca hago estupideces —murmuró con resentimiento.

NOTA DE AUTOR:

O ustedes qué dicen, ¿en verdad Dahlia nunca hace estupideces?

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Where stories live. Discover now