🖤CAPÍTULO 9🖤

475 57 0
                                    

La mirada de todos estaba fija en Brayan, quien analizaba el plano de la renovación del centro comercial Beging. El centro comercial más viejo de la ciudad y con mayor magnitud, que contaba con una excelente vista a la distancia del mar del lado sur, y al este del parque principal de la ciudad, que contaba con un lago e infinidad de árboles.

El señor Gilberto Alvares, se había negado a venderlo por muchos años, aceptando solo rentan el departamento y pequeños locales, por eso había sido una gran sorpresa que lo haya vendido a Brayan Beck, aunque todos sabían que él era muy convincente cuando de hacer tratos se hablaba.

—Quiero un diseño nuevo —cerro la capeta y dejo sobre la mesa.

William García, un hombre castaño de ojos verde y piel bronceada, lucio inquieto, ante la orden de un nuevo diseño.

—Eso llevaría mucho tiempo, señor, y la fecha para que tenga programada para el inicio de la construcción está muy cerca, dígame lo que no le gusta y lo cambiaré —propone.

—No me gusta nada —Brayan lo miró directo a los ojos.

—Disculpe, señor Beck, pero...

—Dime quien soy —lo interrumpe.

—¿Eh?

—Te he dicho que me digas quien soy —repite con voz calmada.

—El señor Brayan Beck —responde.

—Exacto. —Se inclina en la mesa—. ¿Hay alguien más en esta ciudad que se llame igual que yo?

William deja viajar la mirada a sus compañeros, quien tienen la cabeza inclinada y evitan mirarlo.

—No.

—Entonces que te hizo creer que yo quería un centro comercial como los demás —expuso—. Quiero algo único, diferente, que me represente. Así que hazlo de nuevo. Y no quiero que lo hagas de esta manera. —Golpeó levemente la capeta—. Es patético, estamos en el siglo XXI, utiliza la tecnología y ofrece una presentación aceptable. Una que avale la fama y profesionalidad que tanto le dan y ahora pongo en duda.

—Lo haré, señor —inclina la cabeza.

Brayan se pone de pie, y de inmediato el resto lo imita.

—Eso espero. Tienes en un mes para presentarme un nuevo diseño —salió de la oficina, con Viktor detrás de él.

—Señor, si García hace las cosas en un mes, puede cometer un error de cálculo, y perjudicarlo a futuro —dice Viktor, colocándose a su lado.

—Es por esa razón que contactaras a Dayán —menciona—. No he olvidado que le falto al respeto a Alina, pero su sabiduría hará que le levante el castigo. Así que llámalo y dile que lo quiero en un mes en la ciudad.

—Sí, señor.

—No confió en el talento de García, a pesar de sus recomendaciones y trabajos en el extranjero, los cuales resaltan extravagancia, todo lo contrario, a lo que me mostró hoy —agrega Brayan—. Su diseño solo me hizo ver que es un novato con suerte y buenos contactos, que posiblemente roba los diseños de alguien más, así que Dayán no solo analizara los detalles del diseño para evitar problemas, también se encargara del asunto de las tuberías de los barrios bajos.

—Necesita que contacte con alguien más para que apoye al señor Dayán —pregunta el secretario, buscando el contacto del Dayán.

—Aún no, si García lo hace bien, le daré la oportunidad de tener este proyecto también. Es de la ciudad y los contactos que lo acercaron a mí, me serán de utilidad en el proyecto de los barrios bajos, contratar alguien del exterior los hará creer que no tomo en cuenta sus recomendaciones y palabras, que son insignificante, lo son, pero deben creer que son importantes para mí, hasta que ya no me sean de utilidad. Más si García lo arruina, lo exiliaré de la ciudad.

Al salir del restaurante, su mirada se detiene en Dahlia, quien está de pie en la acera, contemplando el movimiento de las ramas de un árbol, que a causa del viento hacían desprender los pétalos blancos de sus flores.

—Investigaste lo que pedí de ella.

Viktor sigue su mirada.

—Sí, le enviaré la información recabada al llegar a la oficina. Si me disculpa, iré por el auto.

Brayan no dijo nada, siguió contemplando aquella mujer. Esa que no creía en la suerte, solo en la recompensa del esfuerzo, esa que le derramo un café encima y no pago por el daño, que no sabía ser agradecida y lo miraba como si fueran iguales. No, no lo eran, él era Brayan Beck, y ella una simple mujer.

No le agradaba, pero era una pieza clave para conseguir a London, al haber trabajo en Pothouse, la empresa rival de London.

👑🖤👑

Los pétalos danzaban en el aire, trayendo consigo recuerdos de su madre, quien solía amar aquellos árboles. Incluso casi podía escuchar su risa, la risa de ambas, quienes giraban en el jardín de su casa, sintiendo el viento y pétalos rozar su piel, mientras algunos quedaban atrapados en su cabello y ropa.

Estirando su mano, intentó atrapar algunos pétalos. Cuando por fin uno logró reposar en su palma, sonrió.

—Dahlia —la mujer se sobresaltó ante su llamado, escapando el pétalo antes de apuñar su mano.

—¿William? —Hacía tantos años que no lo veía.

—En serio eres tú. —La abraza.

Dahlia se sorprendió ante su afecto, ya que no esperaba que se alegrara tanto de verla luego de terminar su relación sin darle una explicación. Ambos habían salido en segundo año de preparatoria, él había sido su primer novio, pero cuando su madre enfermó, ella se volvió su universo y el resto dejo de tener sentido o resultar importante.

—¿A dónde te has metido durante estos años? —Preguntó al apartarse.

—Yo...

—Espera, que te parece si mejor te invito a comer y me cuentas que ha sido de ti —propone William.

—Am, será otro día, ya he comido —señala el restaurante.

—Entiendo, en ese caso, dame tu número, te marcaré y agregaré al grupo de chat del salón —le ofrece su móvil para que anote su número—. Todos los fines de mes hacemos reunión de grupo, se pondrán feliz si te ven en la próxima. Todos tenemos mucha curiosidad de que fue de ti luego de graduarnos.

Claro que tenían curiosidad de ella, de la chica popular por sus buenas notas, por aquella que era amable con todos y pasaba sus tareas, pero por las noches hacía cosas que nadie esperaría de una chica como ella.

Cuando un taxi se estaciona a su lado, Dahlia miró en dirección al vehículo.

—Ha llegado mi taxi, nos vemos luego —le regala una sonrisa, para seguido entrar al auto.

William la vio machar, ocultando sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—¿Quién era esa mujer? —Mauro se acercó a él.

—Mi primer amor —respondió a su ingeniero civil.

Sí, Dalia había sido su primer amor, que tuvo la fortuna de ser su amigo y luego su novio. Ella era una buena chica, que hizo todo para salvar a su madre. Para él, ella seguía siendo esa chica increíble, que lo dejo sin una explicación, que rompió con él en frente de toda la escuela en aquel evento deportivo, solo por perder una competencia de carreras.

Pudo odiarla por hacerlo pasar por tamaña humillación, pero la entendió, porque conocía aquella razón que la perturbaba y obligaba a dejarlo. Ese secreto que ocultaba y llevaba a cabo cada noche.

—Me alegra mucho haberla visto de nuevo, ha crecido bien —agrega, para seguido mirarlo—. Vamos, tenemos un proyecto que volver hacer. 

🖤GRACIAS POR LEERME 🖤

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Where stories live. Discover now