🖤CAPITULO 37🖤

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Mientras William la llevaba a su departamento, contemplo la ciudad, una que había cambiado al igual que ella, pero a pesar de eso, algunas personas habían mantenido su esencia, que la hacía añorar los viejos tiempos. Esos antes de que su madre enfermara de cáncer, antes de que Liv se fuera de casa, antes de conocer a esa chica que le hablo sobre la prostitución, y la hizo pensar que era la mejor opción.

Dahlia no solía a arrepentirse de las acciones que llevaba a capo, más justo en este momento se preguntaba que hubiera sido de ella si se hubiera planteado más opciones, si incluso creado algunas para ahorrarse tanto sufrimiento. Pero el hubiera no existe, pero a pesar de ello, comer con la madre de William la había hecho sentir que pudo haber tenido otro futuro, uno que no dolía tanto. Como estar casada con William, tener una carrera universitaria, incluso hijos.

—Recuerdas, esta era nuestra canción favorita —dijo William, sacándola de sus pensamientos.

Dahlia miró el estéreo, prestando atención a la melodía, la cual era incapaz de recordar. Quizás no había un futuro con William, ni otra decisión que tomar, solo la vida que le toco vivir.

—Parece que soy el único que lo recuerda —murmuró con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Yo...

Él ríe.

—Tranquila, no necesitas mentir, tienes esa cara de que no sabes de qué diablos hablo —dijo—. Aparte es entendible que no la recuerdes, en ese tiempo vivías en otro mundo —agregó.

Dahlia no lo contradijo, solo miró.

—Cambiemos de temas —propuso William y ella asintió de acuerdo—. Entonces, porque mejor no me cuentas como fue que llegaste a trabajar con el señor Beck.

No esperaba que le hiciera ese tipo de preguntas, o deseara enfocarse en este tema, pero decidió responder con una mentira a medias.

—Su empresa hizo una convocatoria de trabajo hace unos meses, y me presenté a la entrevista.

—Vaya, pensé que se conocían de hace tiempo, te escuché llamarlo por su nombre esta mañana, y como él no permite que lo llamen por su nombre pensé que eran cercanos.

—No lo somos. Ni siquiera me agrada, pero la necesidad pudo más —dijo—. ¿Y tú como fue que entraste a trabajar ahí?

—Por el centro comercial de Beging. El señor Beck lo adquirió hace poco y la empresa de construcción que hizo trato con él le ofreció un ingeniero como parte del equipo para ganarle el contrato a otros. Y el dueño de la empresa es amigo de un amigo, de un amigo, ya sabes, esa cadena de amigos, hasta que llegaron a mí. La verdad me iba a negar, pero al decirme que se trataba de Beging acepte. Fue uno de los lugares que formaron parte de mi vida de manera impactante, porque ahí forme buenos recuerdos con mis padres, contigo y mis amigos, así que tan pronto termine el proyecto que tenía en el extranjero regrese a la ciudad.

—También tuve buenos recuerdos —murmuró Dahlia, al recordar aquellas veces que solía ir al cine con sus padres y Liv, antes de que todo comenzara a fracturarse.

—Llegamos —anunció William, estacionándose frente al edificio.

—Gracias por invitarme a comer, luego será mi turno —dijo.

—No agradezca, fue una cena agradable, y no tienes que invitarme, sé que es complicado trabajar para Beck, absorbe todo tu tiempo.

Dahlia le sonrió, porque tenía razón.

—Buenas noches —salió del auto.

—Buenas noches, nos vemos mañana —se despide William.

Dahlia lo vio marchar, para seguido soltar un suspiro y avanzar a la entrada del edificio, pero se detuvo de golpe y miró en dirección por donde se había ido William.

Nunca le dio su dirección, ¿Cómo es que él sabía dónde vivía?

🖤🖤🖤

Las luces eran parpadeantes, creando oscuridad y a su vez luz a su paso por aquel pasillo lleno de hojas secas y basura. El chillido de algunas ratas se hizo escuchar, pero no detuvo su paso, porque domar ratas era su especialidad.

Detuvo su paso brevemente, al esperar que dos hombres con apariencia de motociclistas le abrieran la puerta, mostrando ante él una mujer sentada en el borde de una ventana destrozada, que a su espalda permitía ver el cielo estrellado y una magnífica luna llena.

Era su noche, su luna, y él un lobo hambriento en busca de su próxima víctima.

La mujer levantó la mirada y enderezo. No lucia bien, su cabello se miraba grasoso y enmarañado, sus labios estaban partidos y su rostro lleno de moretones, como sus ojos inyectados de sangre. Toda elegancia que había portado estaba extinta, dejando solo una mujer con mirada lunática, dispuesta a desmembrar a todo que cruzara en su camino.

Definitivamente, era noche de caza.

—Dijiste que...

—El error fue tuyo, no mío —interrumpió—. Debiste ser más inteligente, debiste seguir el plan, pero te dejaste llevar por tus emociones.

—Tiene a mi hija, hizo que...

—Hizo lo que deseaba, atraerte a él, y mato a dos pagaros de un tiro, porque torturo a ambas —la sujetó del rostro—. Querida, si quieres ganar una guerra debes disociarte de tus emociones y moral para volverte más inteligente que tu enemigo y conseguir lo que deseas.

Apartó su mano de ella y saco su celular y entrego.

—Ahora tienes un paso antes que él, pues ya no tienes nada que perder —incitó a que lo tomara.

Darling tomó el celular con temor, y encendió el celular, que lo que le reveló la hizo apuñar el celular con fuerza.

—Él ha asesinado a tu hija y filtrado el video, mientras caza a tu clan —dijo—. Te está arrebatando todo, para hacerte salir, dime, iras hacia tu muerte cegada por tu sentir, o serás más inteligente y me ayudarás a hacerlo caer.

Ella lo miró, con el deseo de venganza despierto en su mirada, mientras lágrimas brotaban de sus ojos, las cuales limpio con ferocidad.

Dejar de sentir no les funcionaba a muchos, pero el deseo de venganza siempre iba bien con los humanos, porque los volvía retorcidos, peligrosos, no les importaba herir a quien estuviera en medio para poder llegar a su objetivo.

—Que tengo que hacer —preguntó.

Una sonrisa curvó los labios de él.

—Solo jugar un poco con su mente y la de quien lo rodea —me inclino hacia ella y deslizo la pantalla, que mostró la fotografía de una persona—. ¿Qué te parece si empezamos con ella?

Una sonrisa escalofriante se formó en los labios de la mujer, que hizo brotar sangre de sus resecos labios, los cuales lamió.

—Esto será divertido —dijo, con la locura intacta en su mirada y la sed de venganza.

NOTA DE AUTOR.

¿Cómo es que William sabia donde vivia Dahlia?, ¿quién será la primera víctima de estos dos supuestos lobos?

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Where stories live. Discover now