🖤CAPÍTULO 23🖤

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¿Qué paso anoche?, solo recuerda estar bebiendo con Gali, y luego el señor Beck apareció y después, nada.

—Al fin despertaste.

Dahlia miró en dirección al baño, en donde estaba el señor Beck en toalla.

Su mirada recorrió su tonificada figura y aferro a la sabana. No, esto era imposible, ella no se metería con alguien que detesta, porque su vida era miserable, misteriosa, a veces caótica, pero no cliché. Aparte, ella era incapaz de tener contacto con físico con otra persona a causa de Millan, y no creía que borracha haya cedido a alguien, lo había intentado, y nunca funciono. Al menos que las terapias que obtuvo en el hospital durante su rehabilitación dieran frutos.

—De casualidad usted y yo...

Brayan dio pasos a ella.

—¿Qué?, que nosotros no cogimos hasta que se sació, que me suplico que la trajera a mi habitación y cumpliera sus más grandes fantasías, —murmuró— que no me desnudo como una loca salvaje —en cada frase, daba un paso, lo que la alerto— cuando dijo que no entraba en su catálogo...

—No se acerque —ordenó.

Una sonrisa engreída curvó los labios de Brayan.

—No tiene tanta suerte para que desee tocarle, señorita Olivares —dijo, deteniéndose.

Dahlia soltó un suspiro de alivio.

—Gracias a Dios, detestaría, probar el caramelo que ya todas probaron —mencionó, solo para disimular que su vida sexual era un caso perdido.

—¿Disculpa? —Brayan se mostró ofendido.

Algo que capturo la atención de Dahlia, al nunca haber visto esa expresión antes. Era como si por fin pudiera causar efecto en él, creando una grieta a esa cara de marfil sin expresión.

Desviando su mirada, encontró su ropa sobre una silla en la esquina de la habitación, por lo que salió de la cama y fue a tomarla.

—¿De casualidad lo vomité encima? —preguntó, buscando manchas de vómito en su ropa, deseando con todas sus fuerzas que fuera así, lo merecía por hacer que la despidieran, dos veces.

—No, pero la gerente sí.

—Gali, ¿A dónde está? —preguntó, acordándose de ella.

—Está en su habitación, la lleve ahí y luego la trague a usted aquí.

—¿Por qué me trago a su habitación?, debió llevarme también a la de Gali —dijo, pero al notar que el señor Beck miraba su pecho, se cubre.

—Ya le dije que no tienes la suficiente suerte para que la desee —confeso, debido a que lo capturo su atención fue una cicatriz que sobresalía por la apertura de la camisa, al no tener todos los botones abotonados.

—¿En serio? Entonces como explica que esté cubierta solo con una camisa, y sin sostén, y claro, en una habitación que casualmente es la de usted.

—¿Sabes cuánto pesa Gali? —preguntó—. Quede agotado, por ello fue más sencillo traerla aquí, porque, aunque lo dude, también pesa, señorita Olivares.

Ella lo miró mal.

—Bien, pero sigue sin explicar la razón de que no traiga mi ropa.

—No pensaba dormir con alguien que apestaba, entonces la hice tomar una ducha, y salió así —la señaló de cuerpo completo.

—¿Dormimos en la misma cama?

—No sé dé tanta importancia, puedo dormir en la misma cama con una mujer sin sentir el más mínimo deseo —aclaró.

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Where stories live. Discover now