🖤CAPITULO 34🖤

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Al entrar a la oficina, Brayan ser acercó a la gran mesa de cristal, que proyecto unos planos, por lo que Viktor le quito la tableta a Dayán, quien lucio confundido por la acción, para en seguida mostrar interés en los planos de los barrios bajos que proyectaba la mesa.

Los terrenos bajos no tenían valor, ante su desnivel que causaba inundaciones con facilidad, por lo que no entendía la razón de que el señor Beck mostrara interés en ellos.

—Disculpe, señor Beck, desconozco su interés o planes en una zona desvalorada, pero no creo adecuado invertir en ellos, hacerlo es muy arriesgado.

Brayan deslizo la imagen y mostró un nuevo plano, el cual tenía trazadas líneas rojas, y en una esquina se ponía a ver claramente el logo de Penox.

Ahora entendía por qué el señor Beck tenía interés en algo que se consideraba cobre, y resultó ser oro.

—Este es una copia de los planos de Penox, quienes desea comprar el área para colocar sus tuberías de petróleo, y acortar la distancia hacia la base. Planean presentar la propuesta de venta a los habitantes del área al final del año, con una suma de dinero patética, algo que no pienso permitir. —Se acercó al ventanal de cristal y contempló la ciudad—. Esta es mi ciudad, nadie entra sin mi autorización, y aprovecha de la ignorancia de algunos de mis ciudadanos.

—¿Entonces planea comprar los barrios bajos e impedir que tomen esa área?, porque si es así será una perdida muy grande.

—No te estoy solicitando tu opinión para saber si hago una mala inversión, sino para nivelar el área y restablecer tuberías para evitar inundaciones —expuso con autoridad.

—Si señor.

Dayan tenía años trabajando para él, pero parecía no ser capaz de ver que lo más importante para él no era el dinero, sino que nadie debe pasar sobre él en su ciudad.

🖤🖤🖤

Al tomar el elevador, se preguntó si el señor Beck notaria que la canela la había comprado en la cafetería de Capaldi en vez de hacerla, aunque si lo hacía le daba igual.

Antes de cerrarse el elevador, alguien entró, quien parecía huir de los guardias de la entrada.

—Dios, eso estuvo cerca, murmuró la mujer, respirando con dificultad.

Dahlia miró con sorpresa y algo de confusión a la madre de Brayan, quien iba vestida como si fuera una espía.

—¿Señora Beck? —preguntó. La mujer la volteo a ver.

—¿Me reconoces? —Dhalia asintió.

—Creo que debe invertir más en su disfraz —sonríe—, al igual que encargarse que no sea muy llamativo y sospechoso —agregó, pues ir de negro, cachucha y lentes, no era precisamente algo con lo que pasar desapercibido, porque eso solo funcionaba en las películas.

—Genial, ahora piensas que soy una ridícula —murmuró—, pero es que Brayan me ha obligado a esto, mira que si aceptara casarse de una vez con una chica de la lista no tendría que estar haciendo esto —se quejó, casi parecía estar a punto de hacer un berrinche ahí mismo.

—¿Quieres que él se case? No cree que lo mejor sería que no dejara descendencia —pensó en voz alta.

—¿Eh?

Al ver la cara de la señora Beck siente vergüenza, después de tanto tiempo. Aunque su palabra la mantenía firme, por el bien de la humanidad, Brayan no debería tener hijos, sería la perdición del mundo si salían igual que él.

—Disculpé, no quise...

—Ya, tranquila, sé que es una pesadilla. Pero aun así quiero un nieto —la miró de pies a cabeza, al reconocer el uniforme que trae puesto—. ¿Y desde cuándo trabajas aquí?

—Empecé hoy.

—Y, ¿siempre estás con mi hijo?

La mirada y el tono que utilizaba comenzó a darle mala espina.

—Bueno, depende la agenda y...

—¿Quién pasa más tiempo con él?, ¿Viktor o tú? —interrumpió.

—Am, hoy es mi primer día, no sabría que contestas a eso —dice, nerviosa, retrocediendo, ya que la señora Beck se acercaba cada vez más a ella.

—Dahlia, ¿Cuántos años tienes?

—¿Eh?, ¿yo?, ¿Qué no estábamos hablando de su hijo?

—Eres linda, no pareces mayor de treinta, y eres la segunda mujer que veo tan cerca de Brayan aparte de la jueza, dime, ¿no te gustaría tener una buena vida? —preguntó—. Ya sabes, una linda casa, muchas tarjetas de debido, autos, yates, aviones, incluso irte de vacaciones cuando quieras...

¿Acaso la señora Beck estaba intentando comprarla para que estuviera con Brayan?

—Es tentador —dice—, pero no creo ser la adecuada para él, solo soy la secretaria, debe estar con alguien de su nivel.

La señora Beck bufa y retrocede, recargándose en la pared del metal.

—Ya no me importa qué clase de mujer sea, solo quiero que se case. Mira que al paso que voy, voy a morir sin conocer nietos —exclamó—. Incluso he llegado a pensar en la probabilidad de que él sea gay, y que lleve mujeres cada noche a un hotel solo sea una fachada.

Una sonrisa curvó los labios de Dahlia, al recordar aquella ocasión en el hotel.

—¿Y se lo ha preguntado?

—Claro que no, temo de como reaccione a la pregunta. Ya me ha cancelado las tarjetas, capaz me quita mis vacaciones de verano —dijo con terror—, no puedo sacrificar así Grace Bay.

—Entonces mándelo a vigilar —no debería decirle eso, pero entendía a la vez la preocupación de la madre de Brayan.

—Ya lo hice, pero es que tiene una vida monótona, si no come con la jueza, lo hace con el presidente o el comandante. Su vida es aburrida, y llena de trabajo, pobre Viktor, siempre tiene que seguirlo a todos lados, lo explota, incluso a veces tiene que quedarse en hoteles cerca de su ubicación por si necesita...—Calló de golpe, y la voltea a ver.

Dahlia no lo comprende por un momento, pero cuando la señora Beck la sujeta de las manos, deduce lo que piensa. Algo que la desconcierta, era imposible, simplemente no podía imaginarse al señor Beck y Viktor en una relación.

—No, no creo que...

—Y si sí. Dahlia, en este momento eres la más cercana a ellos, solo tú puedes descubrir si existe algo entre ellos.

—Yo...

—Por favor, la última vez fue por ti, hoy es por mí —dice, haciéndole recordar aquella ocasión en la que la ayudo.

No cabía duda, estaba acorralada.

—Está bien —cedió.

—¿En serio? —se mostró feliz—. Gracias, hermosa, gracias —la abrazó.

—¿Cómo logro entrar? —Ambas voltearon a la puerta del elevador, las cuales se habían abierto, revelando a Viktor y Brayan, en compañía de Dayan.

—Ah, bueno, eso, no importa, ya me voy —dijo la señora Beck, empujando a Dahlia, quien se impacta con Brayan.

Cuando las puertas del elevador se cerraron, Brayan baja la mirada hacia Dahlia, quien se apartó de él y ofreció la canela. No sabía de qué había hablado con su madre, pero la mirada de Dahlia delataba que se volvería un dolor de cabeza.

Tomó la canela y entro al elevador en compañía de Viktor.

—Investiga que está planeando ahora —ordenó a Viktor, refiriéndose a su madre, al cerrarse la puerta del elevador—, y has que la señorita Olivares se mantenga lo suficiente ocupada para no poder ayudarla.

—Si señor.

NOTA DE AUTOR

¿Qué creen que se le ocurra a Dahlia para saber si ambos son pareja?

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Où les histoires vivent. Découvrez maintenant