🖤CAPÍTULO 17🖤

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Al terminar de guardar sus cosas, avanzo a la puerta, encontrando a Gali, quien parecía estar esperándola.

—Ten —le ofreció un sobre amarillo—, el señor Maicol me pidió dártelo, es tu suelto por los días que trabajaste aquí.

—Gracias —lo toma.

—Dahlia —llama su atención—, sé que debe haber una razón para que actuaras así, pero...

—Estaré bien, Gali, buscaré otro empleo y no cometeré de nuevo este error.

—¿Ya tienes a donde quedarte? —cambia de tema.

—Hablaré con mi hermano, para quedarme unos días en su casa, ya después buscaré un lugar.

—No es obra de caridad, solo una propuesta de amigas —saca unas llaves de su bolsillo—. Si gustas, puedes quedarte en mi departamento, nunca estoy ahí, y ya había cotizado rentarlo con alguien más para reducir mis gastos.

—¿Hablas en serio Gali? —pregunta.

—Claro —afirma Gali.

—Gracia —la abraza, aliviada. Amaba a su hermano, pero no quería ser una carga para él al ser una desempleada.

—Te enviaré por mensaje la dirección, estará un poco sucio, porque tengo tiempo sin ir, pero es cómodo, ya después hablamos de la renta y gastos de servicio.

—Por supuestos —dice Dahlia con entusiasmo.

—Solo una cosa más, antes de que te vayas —la sujeta de los hombros—, has caso a mi advertencia, no desafíes al señor Beck, lo que hiciste fue genial, y de seguro se sintió bien, pero no entres a la cueva del lobo si no conoces que tan feroz y letal es.

—Bien, después de esta experiencia, estará en mis prioridades.

Gali sonríe y la abraza.

—Ve con cuidado, me avisas cuando llegues a casa.

Dahlia asintió y dirigió al elevador, pero al mirar el sobre de dinero en su mano, se dio cuenta de que estaba manchada de sangre, la cual ya estaba seca, pero no tenía ninguna herida. Se detuvo frente al elevador, recordando haber tomado a propósito la mano vendada del señor Beck.

Él no había hecho ninguna mueca de dolor cuando la apretó con fuerza con intención de lastimarlo, por lo que creyó que su acción no había tenido resultado, pero al parecer si la tuvo, solo que el señor Beck era bueno disimulando el dolor.

Al abrirse el elevador, se revela ante ella el señor Beck, como si solo pensarlo lo hubiera invocado. Apuñando la maleta, entro, oprimiendo el botón de recepción.

—Si se disculpa conmigo en este momento, por lo que me dijo, y luego lo hace con la señorita Francia, puedo hacer que recupere su empleo —propuso, mientras se cerraba el elevador.

Dahlia se mantuvo firme y en silencio, con la mirada en su distorsionado reflejo en el metal de las puertas.

—No cree que es muy orgullosa, señorita Olivares —agrega el señor Beck.

Dahlia lo voltea a ver.

—Agradezco su propuesta, pero debo rechazarla, porque desde mi punto de vista no hice nada malo —regresa la atención al metal.

—Golpeo a la señorita Francia, ¿eso le parece correcto?

—Quizá desde su punto de vista sea incorrecto, pero desde el mío actué como me resulto más conveniente. Véalo de esta manera, usted consigue el respeto con dinero y poder, yo lo consigo con advertencias y golpes.

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Where stories live. Discover now