🖤CAPÍTULO 42🖤

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La ciudad era abrazada por una ligera lluvia, mientras Dahlia esperaba en la entrada del edificio la llegada de Viktor, liberando un bostezo que delataba las pocas horas de sueño que tuvo a causa de los recuerdos y pesadillas que surgieron con el regalo de mamá Darling

Al divisar el auto, el cual se detuvo frente a ella, avanzó con rapidez hacia él, sin esperar que Viktor lo socorriera con un paraguas, pero al abrir la puerta quedo estática al ver a Brayan.

—Se quedará todo el día observándome bajo la lluvia o subirá —preguntó con aquel tono tan desinteresado que lo caracterizaba.

Ella no produjo palabra, solo cerró la puerta y rodio el auto, tomando lugar a su lado, pero su silencio duro poco, pues lo volteo a ver con interés, pero antes de que dijera una palabra Brayan se le adelantó.

—Revise mi agenda, señorita Olivares —dijo.

Dahlia abrió su bolso, en busca de la tableta para revisar la agenda del señor Beck, y al encenderla y revisarla, se dio cuenta de que tenían programada una reunión en los barrios bajos. Algo que la hizo bajar la mirada a sus pies, al traer tacones blancos, ya que, ante la lluvia de toda la noche, algunas calles no solo estaban enlodadas, también inundadas.

Se inclinó en su asiento y vio que viktor no vestía de blanco. Ella era la única tonta, algo que la hizo cerrar los ojos con fuerza y recargarse en el asiento.

Al llegar a los terrenos bajos, Dahlia salió con cuidado del auto y avanzó con precaución por el lodo que fue arrastrado por la corriente el día anterior para no resbalar. Al llegar a un lugar seguro, miró al señor Beck, quien caminaba sobre el lodo sin preocupación de ensuciar sus carísimos zapatos.

—Una secretaria sobrevive dependiendo que tan pendiente está de la agenda de su jefe —dijo Viktor al pasar por su lado.

Dahlia pudo sentir el creciente odio de Viktor hacia ella, pero solo rodó los ojos y siguió a ambos hombres, que se dirigían a la parte más baja que podía asegurar, estaría ligeramente inundada al desembocar en el río.

Ante lo inclinada que estaba la calle, los pasos de Dahlia se volvieron más cuidadosos y por ende lenta, por lo que fue cuestión de segundos que se quedara atrás.

Les había pedido que la esperaran, pero ambos fueron descortés y desconsiderados con ella, ignorando su llamado, hasta llegar al punto que los perdió de vista al estar más pendiente de evitar una caída.

Dejo viajar su mirada por toda el área de la calle desolada, preguntándose en qué dirección habían ido, pero adivinar no la ayudaría a encontrarlos, por lo que decidió zarpar en su búsqueda guiada por su intuición, aunque esta siempre la traicionaba.

Pero esta vez no fue su intuición quien la traiciono, sino su subconsciente, que la guio hacia un callejón que creyó jamás volver a poner un pie.

Frente a ella, en una solitaria calle, bajo una lluvia ligera, se encontraba una casa de dos pisos con grandes muros. El lugar estaba abandonado, muy cerca de ser una ruina ante las paredes gratificadas que eran visiblemente frágiles. Y aun así, podía escuchar el jazz provenir de ella, las risas, llantos, gritos, era una mezcla de todo que le erizaba la piel, y hacía que su corazón palpitara cada vez más fuerte, ante los recuerdos que llegaban a su mente, sintiéndose de nuevo aquella adolescente de 16 años entrando a un mundo que vio como salvación y pero la destruyo.

—Se quemó hace algunos años —dijo alguien a su lado, que la trago a la realidad—. Era una casa galante. Cuando se quemó muchas personas murieron, por eso nadie la compra, dicen que está maldita—agregó el hombre mayor de barba abundante y mirada marchita.

BRAYAN BECK (TEMPORADA I y II)⭐Onde histórias criam vida. Descubra agora