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Caín.

Así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.

Mateo 20:28

ºº

Si le preguntas a una persona qué no debería existir en el mundo, probablemente responda que el odio o la violencia. Sin actos de aspereza no existiría la bondad y la oportunidad de ser un buen samaritano, no existirían villanos que sean derrotados por héroes, o la lucha entre el bien y el mal. Es por eso que el mundo necesita de una fuerza negativa para que alguien, con la necesidad de sentir que hace lo correcto, pueda combatirla. Es más, sin la presencia de personas "malas" yo no tendría trabajo, asique si me preguntan a mí que no debería existir en el mundo, mi respuesta sería la perfección.

Esa idealización de que el ser humano debe hacer el bien en todo momento y obrar por bienestar de los demás hace que quiera arrancarme los ojos. Suena ilógico saliendo de mi boca, ya que me dedico a perseguir y atrapar a los peores criminales del planeta, pero no me malentiendan. Aborrezco que maten inocentes, abusen sexualmente de mujeres, se rían de la seguridad policial, suministren drogas a menores, entre otros delitos, pero no puedo pretender que soy el bueno de la película. El significado de bien y mal fue otorgado por alguien que sintió que su moralidad se vería afectada si realizaba un acto que se saliese de lo impuesto, y con el paso del tiempo se fue moldeando según la época. Para nosotros es inimaginable matar, violar, asaltar o drogar a alguien; Para ellos es inconcebible traicionar, abandonar, delatar o irrespetar a uno de los suyos, en pocas palabras, consideramos malos a las personas que no se adaptan a nuestros parámetros o que no pretenden seguir nuestras reglas, creyéndonos portadores de toda verdad.

Por lo tanto, puedo justificar el odio que Edén siente hacia mí. Tres veces fueron las que aplicó para el traslado y fueron tres veces las que denegué su petición. Querría decir que tuve muchos motivos pero en realidad fueron dos: Falta de deseo y que soy un hijo de puta. La primera vez que la vi en la central, hace cuatro años, parada junto a otros soldados y vestida con su pulcro uniforme supe que me divertiría bastante. Su postura intimidaba pero sus ojos la delataban, estaba insegura. Realizó las tres pruebas y pasó entre las más altas calificaciones, junto a los mejores y más entrenados reclutas. Inteligente, rápida, valiente y estratega, lo tenía todo. Menos el apetito de poder. Estaba ahí porque lo veía como un logro más para su expediente, no porque lo anhelase y yo no puedo permitirme tener un soldado intentando obtener medallas como si se tratase de un juego de preescolar. No voy a negar que me sorprendió ver su nombre en la lista del año entrante, teniendo en cuenta como habían terminado las cosas la primera vez.

- Soldados, están aquí porque han demostrado tener lo que un agente de la S.W.A.T necesita, venciendo la prueba física, teórica y de estrategia, dejando en evidencia que son dignos de pertenecer a nuestro equipo. – Camino de extremo a extremo, observando los siete rostros serios que esperan mi devolución. Entre ellos, destacan los finos rasgos de la única mujer. Capitana Sánchez, me recuerdo. – Para su mala suerte solo uno de ustedes ocupará el puesto que ofrecemos y los demás regresarán a casa. – Disminuyo mi paso y quedo frente a la pequeña figura que, irónicamente, resalta entre los enormes cuerpos varoniles que la acompañan de ambos lados, dejándola en el centro de la hilera. Sus curiosos ojos negros me observan por una milésima de segundo, y regresan al frente. La gorra negra que porta y el fuerte sol no me permiten distinguir su expresión, pero he memorizado su cara en este periodo de prueba. No sé por qué, pero no me molesta el hecho. Levanto la mirada y tomo una gran bocanada de aire. – Felicitaciones al nuevo soldado que ocupará el cargo de Capitán de operaciones terrestres, el señor Horan. – Volteo mi cara hacia el muchacho que se encuentra junto a ella, y le sonrío con orgullo. Cuando voy a abrir la boca para felicitarlo, una indignada voz me corta.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora