24 (Parte uno)

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Caín.

El Señor lo ha jurado. El Señor hará guerra contra Amalec de generación en generación

Éxodo 17:16

ºº

Kansas City, Kansas. 12:02am, 28 minutos para el golpe.

Mientras nos adentramos a los suburbios del asqueroso barrio donde habita el pequeño centro de distribución de coca de la zona, mi mente no puede dejar de divagar en recuerdos que creía enterrados y lo más recientes; Ambos jodiendo mi cabeza de la misma forma.

El hecho de que Edén haya huido de mi cama como si lo de esa noche hubiese sido la peor decisión de su vida y no haya ido a ningún otro lado más que al sucio cuarto de Lans me sube los cojones a la garganta. Desde el primer día que lo encontré posando su mirada en la nueva capitana y supe que andaba preguntando sobre ella le dejé las cosas en claro; Esta vez no se iba a repetir la historia, y de ser así dejaría que se pudriera en la cárcel en serio.

Nos traicionó una vez y no dudo que tarde en hacerlo de nuevo. Por dinero baila el mono y Lans fue capaz de inculpar a la mujer que amé, todo para salvar su asqueroso culo y tener un poco más de pasta.

El problema es que con el pasar de los años me he cuestionado todo, incluso las palabras de ella.

¿Era cierto cuando me juró entre llantos que no era capaz de hacer tal atrocidad? ¿O cuando entre jadeos y gritos me declaraba su amor eterno?

¿Lans mentía al decir que estuvo con ella y que todo fue idea suya?

¿Huyó por el peligro en la que el soldado la puso? ¿O en realidad huía porque ella era el peligro?

¿Eva me amaba?

Todas esas preguntas han comenzado a carcomer mi interior y tentar contra mi paciencia, y esta situación fue desatada por aquella conversación que tuve con Lans hace un tiempo. Mas precisamente, antes de mi viaje a Colombia. Sí, donde casi me la tiro.

No solo logró que dudara sobre el pasado, sino sobre mi futuro. Y probablemente sobre el presente. Edén ha tomado una decisión y en ella no aparece el repulsivo nombre de Lans, pero verla vistiendo su ropa, con su cabello azabache húmedo y desprendiendo relajo por el mero hecho de estar tras él me ha hecho tener que tragarme las palabras. Y el vómito. Tal vez me he equivocado y no todo lo que Lans me ha dicho sobre Eva era mentira, porque no se ha equivocado con Edén. O a lo mejor solo debo hacerle entender a esta aburrida parte emocional mía que hemos follado con Edén y eso era todo, no más drama ni recuento de heridas del pasado.

- ¿En qué piensas tanto? – La suave voz de Sara se apacigua por el casco que lleva puesto. Puedo divisar la diversión en sus ojos porque es esa zona la que se ve descubierta al levantar la pantalla que esta tiene. – O mejor dicho, ¿En quién?

- Ya te afectó el calor.

- Estamos en otoño, imbécil. – Golpea su hombro contra el mío, pero no me inmuto. – Además no creas que no vi la foto de la fiesta.

Suelto un suspiro. Un fotógrafo logró capturar una secuencia donde se me ve a mí fumando recargado en la trompa de mi coche y otra subiéndome en él; Al parecer se vio rendido al no obtener algo más y pensó en retirarse pero la inesperada llegada de la capitana lo tomó de sorpresa tanto como a mí, y obtuvo una borrosa imagen de Edén montándose en mi coche. Para mi suerte la fotografía fue sacada de improviso y solo se distingue parte de su cuerpo y el color de su vestido, no más.

Moví un par de contactos para evitar que esa imagen salga a la luz pero teniendo en cuenta que esa es de las secuencias mas decentes que se me ha tomado, no fue difícil que llegase a más editoriales. Edén no está enterada aún, o eso creo, ya que anoche estuvo en mi oficina pero no hizo alusión a eso. Ni a lo que ocurrió luego de esas fotos.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora