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Edén.

Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.

Isaías 50:6

ºº

- Lo odio. – Es lo primero que sale de mi boca cuando Raziel cierra la puerta de su cuarto, atrayendo mi atención a la tierra nuevamente.

- Bienvenida a mi mundo.

Pasa junto a mí para ir en dirección al sillón que se encuentra del otro lado de la habitación. Mi indignación crece aun mas al ver su comportamiento relajado y desinteresado ante esto, sobre todo cuando ha sido Caín quien ha venido hasta donde él para restregarle que ha "ganado". O mejor dicho, hemos follado.

Me cruzo de brazos y giro sobre mi eje para observarlo con los ojos botando fuego.

- A ti también. – Le reclamo y alza sus cejas con diversión, como si ya no le sorprendiese mi actuar. – Te ha buscado porque lo del juego era real.

Suelta un suspiro y reposa su espalda en el respaldar del sillón, estirando sus brazos a ambos lados y cruzando sus piernas. ¿Se está poniendo cómodo? Lo que me faltaba.

- Respóndeme algo, Edén, y piénsalo bien.

- ¿Qué? – Me pongo a la defensiva.

- ¿Realmente todo tu ser piensa que Hale y yo hemos confabulado en tu contra para poder ver con quien follas primero, cual adolescentes que no saben controlarse, - Evito su intensa mirada fingiendo que hay algo en mis zapatos más interesante que él. – teniendo presente las noches en las que nos desvelamos bebiendo, riendo y creando esta extraña pero agradable relación, y cayendo en la tentación de besarnos un par de veces provocando las agobiantes emociones que a ambos nos produjeron, porque sé que te pasa lo mismo que a mí?

- No entiendo tu pun... - Alza un dedo al aire, pidiendo mi silencio. Cierro la boca al instante.

- ¿O simplemente usas el supuesto juego como una forma de encubrir lo que realmente sientes? – Quita sus brazos del respaldar para poner sus codos sobre sus rodillas e inclinarse levemente. - ¿Temes admitir que te pone Hale como te pongo yo? ¿Tus creencias no te permiten aceptar que dos hombres han visto lo cautivador de ti y quieren embriagarse de eso? Porque lo que yo veo es a una mujer que se niega y resiste a lo que, tarde o temprano, la consumirá lenta, silenciosa y lujuriosamente.

Paso saliva. Quiero responder que no, que solo sé que esto es una competencia entre ambos en la que inhiben mis sentimientos y solo tratan de llevarme a la cama, pero no puedo. No puedo mentirme así. Raziel me ha hecho entender lo que yo tanto me he negado ver; La verdad. Sé el potencial que tengo pero me vi negada a comprender que Raziel y Caín podían llegar a sentirse débiles ante mi como yo ante ellos, y me excusé en el tonto juego para no aceptar lo que realmente sucede. Ambos me gustan.

Me gusta Raziel, como Caín.

Me gusta Caín, como Moisés.

Me gusta Moisés, como Raziel.

Los tres son capaces de tocarme, besarme y mirarme de maneras tan distintas, y generar en mi emociones agobiantes, excitantes e innegables que fui capaz de aferrarme a lo primero que creí estable para negar lo que los tres producen en mí.

Cada uno tiene su manera de cautivarme y, a su vez, de caer rendidos ante mí que se me hace imposible no doblegarme ante ellos. Moisés con su descarada pero caliente posesión, Caín con su deseo de sexo irremediable y viciosos, y Raziel con su desespero y falta de control; Los tres tienen lo necesario para mojarme y ponerme a suspirar.

Arder | Versión en españolWhere stories live. Discover now