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Caín.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Mateo 7:7

ºº

- ... despierte realizaremos un par de estudios más, señor Hale. – La chillona voz de una mujer, que parece estar cerca, se escucha lejana pero atormentadora. – Los daños no pasaron a mayores pero debemos tener un control. Mínimo durante unos días.

- Todo esto pasa porque le sale de los cojones discutirme y no tener guardaespaldas. ¡Nunca dejó de ser un niñato!

- Señor, debo pedirle que baje la voz.

El tono indiscutible de mi padre es lo que acaba de traerme a la realidad. Con pesar abro mis ojos y tardo en acostumbrarme a la brillante luz del ambiente, pero tras unos segundos ya he escaneado la sala. O gran parte de ella, ya que siento el cuerpo pesado cual plomo.

Un insistente pitido, que indica mi pulso, no para de retumbar dentro de mi cabeza, provocándome migraña. Sumado al intento fallido que tiene mi padre al murmurar, soltando palabrotas y deseando que despierte para volver a ponerme en cama. Muy maduro, Fort. Carraspeo de forma débil pero es la única manera que tengo para dar a entender que he despertado, ya que tengo la garganta y toda la boca lo suficientemente seca como para no poder hablar.

- El almirante Hale ha despertado. – Volteo mi rostro en dirección a la mujer. Es una soldado de la tropa FoxTres, y en su ambo porta una placa con el nombre King. – Almirante, ¿Cómo se siente?

La pregunta es absurda. Estoy postrado en una maldita camilla de hospital, conectado a máquinas ruidosas, me pesan hasta los cojones y tengo sed. Con agotadora lentitud tomo el control que se me ha dejado junto a mi mano y, tras presionar un botón, quedo reclinado.

- Agua. – Logro pronunciar. La rubia se voltea y en un minuto me entrega un vaso, del cual bebo como si fuese la última gota de agua en el desierto. Extiendo el vaso en su dirección y ella lo deja sobre una mesa.

- ¿Recuerda algo, almirante?

Me quedo un minuto en silencio. Tengo vagos recuerdos sobre ir a El paraíso en busca de algo, luego ser interceptado por un carro o camión, y luego todo es negro. También tengo presente gritos masculinos y fuertes golpes, pero nada claro.

- ¿Recordar algo? ¡Ja! Seguramente iba ebrio hasta los cojones y acabó en una pelea callejera. – Fort exclama con burla desde una esquina de la sala. Lo ignoro y vuelvo a centrarme en la enfermera.

- Recuerdo ser perseguido. Creo que eran dos o tres hombres, no lo sé.

King asiente mientras revisa algunas cosas en la pantalla que tengo al lado, anotando en una planilla. Vuelve su vista a mí y me sonríe de manera dulce. ¿Está feliz? Porque yo me siento como la mierda.

- Está bien, no sienta presión al tratar de recordar. Puede tomar tiempo recuperar totalmente la memoria, en respecto al lapso que cree perdido. También sería útil encontrar un detonador.

- ¿Un qué?

- Un disparador de recuerdos. – Habla con calma. – Puede ser alguna palabra, imagen, nombre, voz o hasta una persona. Cualquier cosa que pueda hacer que sus recuerdos vuelvan.

De puta madre. Ahora tengo que hacer terapia.

- ¿Qué tengo?

- ¿Disculpe? – Frunce levemente su ceño.

- ¿Por qué estoy conectado a todo esto? Solo fueron un par de golpes.

Baja su mirada a la planilla.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora