Capítulo 46

158 7 5
                                    

Jamás en el pasado me imaginé estar en una situación en la que mi mente entrara en pánico con una sola palabra, con una sola exclamación y mucho más, cuando desde una perspectiva completamente diferente, esto podría considerarse como la nada misma.

Una cosa insignificante a los ojos de otras personas. Un pequeño cambio que definiría el futuro. La aceptación de personas que, en algún u otro momento, se tendrían que enfrentar tarde o temprano. Un leve nerviosismo que iba desde la palma de mis manos, hasta erizar completamente al más delgado de mis cabellos.

¿Por qué yo me sentía como si se me fuese a caer el mundo entero?

Rubén se había enfrentado a mi padre e, incluso, había tenido la maldita libertad de comportarse diferente al que realmente conocía, optando por un Rubén desafiante que tantos nervios me instó a ocultar. ¿Por qué yo sentía que sería juzgada hasta mi muerte?

¿Por qué era una exagerada cuando iba a conocer a los padres de Rubén, mi novio?

¿Por qué mierda tenía tanto miedo? ¿Acaso era normal sentirme así?

En todo el camino no hablamos más. Si bien el ambiente estaba en un silencio total, no era para nada incómodo y, además, yo ni siquiera tenía ganas de hablar. Movía mi pierna sin poder detenerme, mordía mis labios con tanta fuerza que, en algunas ocasiones, Rubén tuvo que acariciarlos para que dejase ese mal hábito.

Pero, a pesar de que estaba quedando en ridículo por esto, no podía detenerme.

Cuando me di cuenta, giramos en una calle completamente desolada, no había autos, solo extremos amurallados que impedían ver hacia el interior de los terrenos.

Tan silencioso. Tan tranquilo.

Tragué con fuerza.

—Rubén... —le llamé cuando nos detuvimos delante de unos grandes portones de madera—. Rubén...

Él me miró alzando las cejas.

—Tranquilízate... —sonrió de lado, estirando su mano y acariciando el interior de mi muslo—. No va a ocurrirte nada, estaré contigo, ¿vale? Mi hermana te adora y no dejaremos que te pase nada.

Hice una mueca. Él rio.

—Ya estamos aquí. Mi madre se irá de viaje el martes con el padrino a Noruega por el cumpleaños de uno de sus sobrinos y quería conocerte antes de que se fuese. Será rápido.

Abrí la boca para decir algo, pero entonces, las puertas se abrieron automáticamente revelando el interior. Y mierda, agradecía enormemente que tenía dónde apoyarme ahora porque de no ser así, me habría caído de culo al suelo porque, ¿qué era esto? Yo conocía este lugar, ¡lo reconocía tanto que incluso podría apostarlo! Además, todo era tan... hermoso y la casa... joder, ¿en dónde estaba metida?

—Es la finca del padrino —comentó al notar mi mutismo mientras avanzaba por un camino de grava que conectaba hacia la gran casa del fondo. Añadió—: fue heredado a él cuando su padre murió. Yo tenía aproximadamente 11 años cuando eso sucedió. Desde entonces mi madre y él se han encargado de cuidar este terreno y de la casa y, aunque no viven aquí, venimos cuando hay momentos importantes.

—Yo... —tragué con fuerza y miré a mi alrededor completamente maravillada, pero también, asustada—, en el fondo hay un lago, ¿verdad?

—Exacto. ¿Quieres que vayamos a caminar a la orilla de él cuando terminemos de cenar?

—N-no sé...

—Vale, tomaré ese "no sé" como un "sí quiero".

Rio como si mi actitud le diese gracia, cosa que lejos de molestarme como en algún otro momento hubiese ocurrido, su risa me ocasionó un escalofrío que recorrió toda mi espalda. Una risa ronca que me descolocó un poco.

VIGILADA |RDG|Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ