¡Hola, chiquillas! Quería traerles este regalito: un capítulo narrado por Rubén.
Sé que no es mucho, pero pues, no sé, quise que leyeran una parte de él, de sus pensamientos o por lo que está pasando en la misma historia. Sí, evité los verdaderos nombres de su familia; ponerlos aquí se me hace alto irrespetuoso, entonces...
¡Disfrútenlo! Y ya depende de si les gustó, crear otro.
Nos leemos después. ¡Felices fiestas!
R U B É N
— Oh, sí, sí —gimoteaba la rubia encima de mí.
Ya me había hartado, su voz chillona resonaba en mi cabeza. Creo que hasta mis oídos sangraban.
El estruendoso alarido de ella llenó la habitación, sin importarle que los vecinos estuvieran despiertos. Le había mencionado con anterioridad que guardara algo de silencio al tener sexo, pero siempre ignoraba mi petición. A veces era tan exagerada que frustraba.
Los encuentros con ella siempre eran aburridos: le gustaba tener el control y yo nunca llegaba al orgasmo. Era egoísta, por así decirlo, pero me enamoré de ella y no me importaba; lo que sentía era más importante que cualquier otra cosa... O eso pensaba, porque lo que había sentido hace dos años y medio, había estado flaqueando ahora.
— Estuviste maravilloso, cariño —susurró aún agitada, recostándose en mi pecho desnudo y trazar garabatos con sus uñas afiladas. Perfectamente se hacían pasar por garras—. ¿Te pasa algo? Te he notado ausente todo este tiempo. —La observé, para después levantarme en silencio.
Recogí la ropa esparcida por toda la habitación y, después de colocármela, negué con la cabeza. Ella aún estaba recostada con las sábanas cubriendo su delgado cuerpo.
— Nada, solo estoy preocupado —murmuré.
Marina negó con la cabeza.
— ¿Otra vez con lo mismo? —espetó frustrada—. Siempre es la misma situación. —Enfadada, se levantó y comenzó a vestirse.
— ¿Y qué quieres que haga? —Mi voz sonó quebrada—. Todo esto se me está saliendo de las manos, Marina —susurré, intentando controlarme, pero sus berrinches de niña pequeña me estaban hartando. Ya ni siquiera mi hermana de 5 años se comportaba así.
— ¡Ah, perfecto! —gritó—. Entonces ya decidiste a quién elegir y dime, ¿a quién escogiste? —me miró desafiante cuando llegó a la sala. Negué, me estaba comenzando a doler la cabeza.
— No puedo elegir entre mi familia y mi novia, Marina, entiéndeme. —Acaricié mis cienes y cerré los ojos—. Estoy cansado, no quiero seguir discutiendo.
JE LEEST
VIGILADA |RDG|
Mysterie / ThrillerPaola Méndez no era más que una chica de su edad, una chica con deseos. Una chica con sueños. No, no era perfecta. No tenía calificaciones excelentes. No era la hija que toda familia quería, pero lo intentaba. No, no era extrovertida y, aún así, co...