Capítulo 5

723 35 5
                                    

01:00 p.m.

Entrelazo mis manos en la encimera de la cocina, 1 minuto después ya se encuentran sudadas.

Hace aproximadamente dos horas que mi madre se ha ido junto con mi hermano mientras que mi padre ha ido a ver a uno de sus familiares que, aunque no lo crean, ni siquiera la conozco. Tal parecía ser que estaba hospitalizada. Ha querido ir solo, se le veía de verdad destrozado.

Habían pasado alrededor de dos semanas ante el último suceso con ese extraño, al menos mis sueños o pesadillas habían estado de lado. La hipótesis del producto de mi imaginación se había afianzado y la inseguridad que albergaba mi cuerpo cada vez se iba desprendiendo, dejándome completamente tranquilizada. Todo iba tan bien que asustaba.

Sin embargo, parece que todo tiene que acabar en algún momento, sabía que de alguna manera se terminaría la tranquilidad porque hasta hace unos momentos que me he encontrado sola, sé que el peligro sigue estando cerca.

Mi mente agobiada necesita descanso, por lo que con el simple pensamiento de ir al parque a despejarme un poco se me hace la mejor de las ideas. Tomando todo lo que necesito, salgo recordando las palabras de mi madre antes de irse.

"—Paola, deberías de ir con una de tus amigas —dictó ella—, estos días pareces una muerta andante, solo fíjate en el espejo: estas más delgada y pálida. —Aunque odiaba admitirlo, tenía razón; había perdido peso estos días viéndome mal puesto que aunque ya me encontraba delgada antes, ahora me veía más.

Asintiendo con la cabeza se aproximó a mí hasta brindarme un beso y alejarse de nuevo hasta la puerta gritándole a mi hermano que ya se tenían que ir. Corriendo, Alex también se despidió hasta que se fueron, dejándome sola."

En dirección hacia el parque más cercano con los audífonos puestos, dirijo la vista hacia el cielo: esta nublado. Sonrío cuando recuerdo todo lo que ha pasado estos días. Mi padre ha recibido un ascenso, por lo que la celebración no se dejó pasar, yendo a un restaurante y ponernos al corriente de todo lo que nos ha estado ocurriendo, evitando así mi comentario o argumento de aquel hombre más que olvidado...

O eso quería pensar.

El parque está completamente vacío cuando llego, me siento en uno de los columpios que lo conforman aprovechando que ningún niño se encuentra cerca. El prado tapizado de un color completamente verde opaco gracias al ambiente grisáceo me invade de tranquilidad y por alguna extraña razón, me siento completa.

Los columpios se mueven solos a causa del aire dándoles un aspecto tétrico: me gusta. Es ilógico ¿no? En casa tengo miedo, pero ante este ambiente todo me gusta.

«¿Quién te entiende, Paola?»

Río ante mi pensamiento. Las cadenas rechinan por lo oxidado que están provocándome un estremecimiento. Pienso en mis amigos, en lo que estarán haciendo en este momento « ¿sería buena idea irlos a visitar?» Sin embargo, tengo la certeza de que es mejor estar sola, necesito concentrarme en lo que soy y qué es lo que haré después de que me gradúe: ¿trabajar quizás?

Levanto la mirada y no muy cerca de donde me estoy se encuentra alguien estático viendo directamente en mi dirección, estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de él. Por alguna extraña razón la niebla se ha vuelto muy espesa aunque puedo ver claramente todo lo que se encuentra a mi alrededor y entre eso, puedo ver a aquel hombre. No se le logra ver el rostro ni el cabello, tiene puesta una capucha de color negra y sus pantalones negros, pero extrañamente no se mueve... o eso creía.

Se acerca hacia mí a paso lento y cada vez que se acerca avanza cada vez más rápido. El miedo comienza hacer estragos en mi interior y la presión en mi pecho me hace recordar lo que sentía hace tan solo dos semanas atrás. No extrañaba esa sensación.

VIGILADA |RDG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora