—Él está aquí...
Asentí mirando por la ventana del salón, con los brazos cruzados y las manos más frías que nunca.
—Lo sé... —respondí.
—¿Quieres que lo deje entrar?
—Esto se tiene que solucionar, ¿no?
Volteé a verla cuando estaba suspirando. Iba a decir algo, lo sabía, pero mejor se quedó callada y asintió.
—No tienes que preocuparte.
—No estoy preocupada, al menos... no ahora.
Ella se acercó a mí para abrazarme con fuerza. Solo cuando escuché su corazón en mi oído y sentí su caricia en mi espalda, me di cuenta de que yo temblaba. La causa no era el ambiente helado de mi casa, era por...
—Ten cuidado —susurró, besó mi cabeza y se alejó.
Cuando estuvo delante de la puerta, inhaló profundo y abrió lentamente. La imagen de aquel chico se dio a relucir; pude notar que estaba tenso, incluso más que yo.
—No creí que vinieras, después de todo, ya no hay nada que te haga venir a este lugar —me levanté con lentitud. Pensé que iba a caerme, pero me sostuve del sofá y alcé la barbilla fingiendo que no me importaba. Obviamente lo hacía, más de lo que quería en realidad.
En ese momento, mi amiga salió del departamento sin decir una sola palabra.
—Merezco una explicación, Paola —reclamó él.
Asentí mirándolo a los ojos. El que me viera de esa manera hacía que mi corazón diera un vuelco doloroso, además de tortuoso.
—Lo sé, y te la voy a dar. Tú, en cambio, no tienes que darme absolutamente nada... Rubén.
•Tres días antes•
Esperaba que me preguntase algo, cualquier cosa con respecto a lo que había estado pasando, pero no hizo ninguna cuestión en sí. No me miró extraño, no me insultó o al menos juzgó por lo ocurrido.Armando se mantuvo al margen de mi situación. Tampoco me preguntó el cómo estaba y si lo hizo, lo decía con respecto a todo, pero no a eso.
Me agradó, tenía que ser sincera. Lo único que quería ahora era... olvidar lo que sucedía allá afuera.
—Entonces... ¿son amigas? ¿Dijeron que se conocen del instituto? —preguntó Armando mirándome y yo asentí rápidamente-—. Es bueno saber que tienes personas a tu lado, Paola, así no pasas sola este tiempo mientras estás en España. Tus padres dijeron al principio que regresarían a México, ¿eso es verdad?
Armando buscó unas cosas en su escritorio, más específicamente en una pila de papeles no muy grande y cuando encontró lo que buscaba, sacó un sobre aún sin abrir.
Asentí.
—Em... —carraspeé, Ainhara me miró al titubear—. Bueno, sí, eso... se supone que sí.
—¿Por qué dices "se supone"?
Él me miró mientras abría el sobre.
—Porque mi padre quiere regresar, pero sinceramente no creo que lo hagamos. Hay... varias cosas que lo impiden en este momento.
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VIGILADA |RDG|
Mystery / ThrillerPaola Méndez no era más que una chica de su edad, una chica con deseos. Una chica con sueños. No, no era perfecta. No tenía calificaciones excelentes. No era la hija que toda familia quería, pero lo intentaba. No, no era extrovertida y, aún así, co...