Capítulo 4

733 32 3
                                    

5:01 a.m.

Siento un brazo rodear mi cintura acercándome al pecho de aquel ser. Supongo que es mi madre ya que algunas veces se pasa por mi habitación alrededor de las 4:30 am. Abro los ojos lentamente y cuando me pega totalmente a su pecho noto que no hay bultos.

No es mi madre, ni tampoco mi padre y mucho menos mi hermano. Veo fijamente a la ventana que se encuentra entreabierta, las cortinas revolotean gracias al viento que penetra la habitación y hace que un escalofrío recorra mi cuerpo. Me separo cuando siento una respiración pausada en mi cuello; cuando creo que puedo voltearme, vuelve a presionarme contra su cuerpo dejándome sin escapatoria. Comienzo a desesperarme y creo moverme abruptamente.

No tengo idea de quien sea pero estoy segura que un integrante de mi familia no es y tengo razones: como mencioné antes, mi madre no es, puesto que nunca se recuesta en mi cama porque para ella, hay una pequeña posibilidad de que vuelva a quedarse dormida y no despertar a la hora indicada en las mañanas; mi padre no despierta hasta que la alarma suene, tiene el sueño muy pesado igual que yo; mi hermano mucho menos, no le gusta recostarse a mi lado siempre y cuando él tenga miedo o haya tenido una pesadilla; la última y más importante:

La puerta se encentraba cerrada con pestillo antes de que yo me recostara a dormir.

Nadie tiene llave de mi puerta pues no existe, la única manera de abrirla es por dentro. Comienzo a asustarme, mi corazón late rápidamente, por lo que volteo lentamente para hallar una respuesta quedando de frente a aquella persona.

La luz de la luna no es suficiente para ver el rostro del joven, pero algunas facciones consigo reconocer. Por algún motivo comienzo a tranquilizarme, luego vuelvo a recordar que no es posible y nuevamente consigo alterarme. Esta persona ha entrado por la ventana, es la única manera de acceder a mi habitación sin que se haya escuchado algún ruido o haya sido percibido por los vecinos quienes se encuentran en vigilancia 24/7.

Estoy mareada. No fue bueno desvelarme la noche anterior; la vista no me funciona muy bien y la poca luz no ayuda en lo absoluto en mi enfoque. He quedado totalmente en shock, no puedo mover ningún músculo y parece que haya perdido hasta el habla. Tiene tanto parecido a él que consigue inquietarme de una manera extraordinaria.

En un momento, la persona abre los ojos esbozando una escalofriante sonrisa. Sus ojos parecen haber adquirido alguna tonalidad extraña. Se acerca a mi rostro peligrosamente, deposita en mi mejilla un beso y cierro los ojos por aquel roce.

Me siento en la cama sobresaltada, el sudor impregna mi rostro, siento pequeñas gotas recorrer mi espalda.

Estoy agitada.

Observo a mi alrededor, pero todo se encuentra en orden: la puerta con pestillo, la ventana y las cortinas cerradas y no hay nadie recostado en mi cama. Todo parece indicar que ha sido producto de mi imaginación, una pesadilla más, un sueño.

En realidad, nunca me había sentido así, tan alterada y despertado de esta manera, nunca tan extremo.

Con un poco de temor, me dirijo al baño. Abro la puerta de mi habitación viendo hacia ambos lados, sin embargo, parece indicar que todo está en orden. Hago mis necesidades y, cuando termino, salgo haciendo el mismo recorrido.

El sueño fue tan real que por un momento lo siento de esa manera, el vello de mis brazos y espalda se eriza el solo tener ese pensamiento. No puedo imaginarme a alguien en mi habitación, acomodarse en mi cama y abrazarme por detrás aprovechando que yo estoy dormida. Verdaderamente es ilógico y un poco descabellado.

Ahora más que nada comienzo a creer que la presencia de aquel hombre fue producto de mi imaginación y no una supuesta realidad. Ahora tengo la evidencia de que, efectivamente, nadie entró aquel día con el único objetivo de verme dormir.

Vamos, mi nombre es Paola, sólo yo tengo esos pensamientos extraños rondando mi cabeza.

Sin pensarlo dos veces, vuelvo a mi cama a seguir durmiendo como lo estaba haciendo antes de​ la pesadilla. Al sentir las suaves sábanas en mi piel consigo tranquilizarme casi de inmediato y esto consigue hacerme dormir rápidamente.

Por alguna extraña razón presiento algo, y no necesariamente bueno. Mi mente y cuerpo lo sabe, puesto la inquietud aún no se va, pareciese querer advertir de algo. Pero tampoco puedo hacer nada.

VIGILADA |RDG|Where stories live. Discover now