Capítulo 51

221 9 1
                                    

¿Cuánto tiempo había transcurrido desde aquella primera vez en la que había hecho su aparición? El primer momento en el que había pensado que solo se había tratado de un simple sueño. Una pesadilla que hacía que mi corazón latiera desenfrenado.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que, sabiendo que algo no iba bien, había comenzado a pensar en mí como una loca? Queriendo hablar con alguien de esto, del hombre que se presentaba en mis sueños solo para hacer absolutamente nada, pero que, de igual forma, lo hacía todo.

Sinceramente ya no recordaba. Solo las sensaciones negativas que me hacían querer esconderme en cualquier lugar de mi habitación, o el simple hecho de desear volverme pequeña para estar fuera de su alcance. Tener miedo de respirar porque no quería que notara de mi presencia.

Pero eso ya no lo sentía. Al menos no ahora y no en este momento.

—Quiero hacerte algunas preguntas —comencé, sentándome en la orilla de la cama. Él siguió observándome desde su posición.

—¿Qué te hace pensar que te ayudaré a responder alguna de ellas? ¿Crees que pierdo mi tiempo en cosas que no me benefician?

—Hasta este momento, me has "ayudado" de alguna u otra forma sin que te lo pidiera y dudo mucho que eso te haya beneficiado de alguna manera —recordé ladeando la cabeza—; ya fuese la noticia de mi madre embarazada y de su infidelidad, o mandándome el mensaje de advertencia el día de la reunión con Rubén, mi papá y mi hermano. Tú sabes perfectamente de lo que hablo —soltó una risita. Por supuesto que lo sabía—. En este momento, solo puedo confiar en ti al saber que me vas a decir lo que sabes, después de todo... —guardé silencio.

—Después de todo..., ¿qué? —indagó, curioso.

—Tú odias a Rubén, me lo has hecho saber antes.

—Mmh... —Ante el movimiento de su mano, supuse que estaba acariciándose la mandíbula, pensativo—. No es odio... Pero tampoco te equivocas del todo. Solo tienes idea de una parte de ello.

—Y por eso quiero que me ayudes. Parece que sabes más que yo y realmente necesito de ti.

Chasqueó la lengua sin dejar pasar esas palabras que había agregado yo a propósito. Por supuesto que no lo había pasado por alto.

—Si te ayudo, debo, al menos, obtener de ello una recompensa, ¿no? Bastante justo para la información que te vaya a dar o cualquier cosa que vayas a necesitar, ¿no te parece? —Rio con ronquera—. Sé suficiente como para poder apoyarte en lo que sea que estés ideando, así que piensa detenidamente en tu respuesta: un "sí, acepto", o lo dejarás pasar.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y sentí el impuso de afirmar sin dudar, pero tampoco sabía qué tan en desventaja estaba. Él podría pedirme cualquier cosa y me arriesgaba a, en caso de negarme a su petición, enfrentarme a él y a su fuerza. Si bien también era cierto que, durante todo este tiempo, sus acercamientos no resultaban un mayor problema o amenaza porque no había llegado a más, era inevitable pensar en eso que él quería.

Tener sexo conmigo.

Ya había sido una vez hace no mucho tiempo el que él lo había intentado, ¿no? Restregándome su estúpida dureza en el trasero aún con ropa mientras me inmovilizaba en la cama. Un acto más que suficiente por el cual dudar y replanteármelo millones de veces antes de dar una respuesta certera. No me quería arriesgar porque la sensación de ser ultrajada ya la había experimentado... Y no era una buena sensación en absoluto.

Cuando estaba a punto de hablar, su risita me sobresaltó, sacándome de mis pensamientos. Ni siquiera había notado que se había movido de lugar y ahora estaba enfrente de las puertas del balcón, mirando fijamente hacia el exterior.

VIGILADA |RDG|Where stories live. Discover now