Capítulo 25

158 8 0
                                    

— ¡Puta madre! —espeta Ainhara, conteniendo la risa—. Que ese chico sí te ha conquistado, ¿verdad?

Miro sorprendida a mi amiga que me mira con coquetería, finjo que no sé de quien habla, pero sé exactamente de quién.
Sonrío, recordando la tarde después de comer en la casa de Rubén; hablamos, vimos películas e incluso, jugamos en su pc; sinceramente tenía mucho tiempo que no jugaba, por lo tanto, perdía demasiadas veces, pero él me tenía paciencia.

Había sido más que perfecto.

— ¿De qué chico hablas? —Me hice la malentendida, bebiendo del jugo en caja delante de mí.

— ¿Cómo que de qué hablo? ¡Pero mira la sonrisa que te cargas!

— ¡Mejor dime tú lo que tienes entre manos con Emiliano! Te he visto en las clases de deportes cómo lo miras.

Me mira sorprendida y baja la mirada, sonriente: Emiliano llegó hace aproximadamente 3 semanas por un intercambio y durante este tiempo, se había acercado más a nosotras; un chico de tez blanca, alto, corpulento a pesar de su edad, mandíbula cuadrada, cabello negro, ojos grises y labios regordetes.
No era un chico malo, al contrario, muy inteligente y listo; ya habían sido varias las veces que nos había defendido de Guillermo, que éste último, al saber mi acercamiento con Juanjo y Samuel, ha estado empeorando, pero al final, hemos decidido ignorarlo. De todos modos, sus comentarios no son tan ofensivos como para reclamar, simplemente nos hemos acostumbrado ya.

— ¿De qué están hablado? —pregunta Samuel, colocándose a mi lado, mientras que Juanjo a lado de mi amiga.

— ¡¿Por qué estás tan roja, tía!? Parece como si fueses a explotar —replica Juanjo pellizcándole las mejillas a la castaña, quien da manotazos al chico.

— ¡Déjame en paz de una puñetera vez, idiota! No estábamos hablando de nada.

— Por Emiliano —susurro a los chicos, sonriente. Ainhara me da un manotazo en el brazo.

— ¿Quién es Emiliano? —pregunta Samuel.

— Un chico que le gusta a esta chica, ¿verdad? —intercedo, sonriendo y mirándola.

— Eres una maldita perra —contesta Ainhara en forma de broma, ya que su sonrisa la delata. La miro y le mando un beso.

— Ow, yo también te amo, querida.

— ¡Sigo sin entender quién es Emiliano! —espeta Juanjo, mirándonos sin entender, a lo que reímos.

— ¿Alguien habla de mí? —El chico de cabello negro y ojos claros se manifiesta con un plato en manos y miramos sorprendidos al susodicho. Samuel se acerca a mí, mirándolo y Ainhara no puede estar más roja, avergonzada. Todos guardamos silencio y palidecemos—. ¿Puedo estar con ustedes? Ya no hay mesas disponibles y son con los que más he estado, así que...

Miro a mi amiga que evita hacer contacto visual con el chico y le sonrío, ella me mira al darse cuenta y balbucea algunas cosas para que no diga nada, pero sonrío más abiertamente y asiento, mirándolo a él.

— Claro, siéntate, siempre hay espacio para ti, ¿verdad que sí? —sonrío a los chicos y me sonríen de vuelta, como unos excelentes cómplices.

No nada más yo había sentido esa atracción o química entre ellos, sino también el par de chicos o más bien, mis amigos, por lo tanto, nos propusimos emparejarlos. Los 3 sabíamos que Ainhara era una chica sumamente tímida cuando un chico le atraía y se notaba desde kilómetros lo mucho que le gustaba, entonces decidimos ayudarla.

Pero este acercamiento no había sido planeado, y lo agradecíamos.

— Ven, siéntate aquí, yo iré al baño. Regreso en un momento —Juanjo se levantó dando su lugar para que estuviera cerca de mi amiga y se fue, sonriendo triunfante y mirándonos a Samuel y a mí.

VIGILADA |RDG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora