Capítulo 35

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Craig conducía tranquilamente a casa y en su expresión se notaba algo de cansancio, después de atender a todas esas mascotas y tener un par de operaciones importantes, las cuales salieron de maravilla, el azabache sólo quería llegar a casa con su familia y poder descansar.

Aún lamentaba no haber visto el estreno de la película con su hijo, pero ya se lo recompensaria luego, quizás verla de nuevo otro día o simplemente planear una salida familiar super divertida.

Al abrir la puerta craig noto demasiado silencio en la sala, cómo si no se encontrara nadie, sin embargo al caminar hasta la cocina se encontró con tweek de espaldas y terminando de lavar los trastes.

—¿Cariño? — solto craig al verlo tan callado.

—Hola amor... ¿Cómo te fue hoy? — respondió el rubio en un tono extrañamente cariñoso y bajo, no es que fuera algo inusual en el pero está vez se sentía algo... Forzado.

—Me fue bien... Ehh ¿estás bien? — quiso saber mientras se le acercaba un poco más.

Tweek suspiro y al secarse las manos se dio la vuelta para verlo, sonriendole levemente.

—Si, sólo algo exhausto — dijo.

—Entiendo, yo también lo estoy — sonrio tranquilo, luego sujeto su mejilla y le dio un suave beso en los labios — ¿ya se durmió liam? — pregunto al separarse y no verlo cerca de este.

—No... Aún no, sigue despierto en su habitación, dice que no puede dormir hasta que te vea y le des las buenas noches.

Craig sonrio enternecido al oír eso.

—Pues entonces iré a darle las buenas noches, ya es un poco tarde para que siga despierto ¿no crees?

—Si, ve a hablar con él — le mostró otra pequeña sonrisa y en eso el azabache se dio la vuelta para dirigirse a la habitación del niño.

Tweek lo veía de reojo hasta que este cruzó por el pasillo y después bajó su mirada pensativo, seguramente liam le diría todo, y no tenía problema con eso, el tenía sus propias reglas estrictas cómo padre y liam no podía simplemente  hacer lo que quisiera de un momento a otro. Sin más que hacer ahí el rubio se fue a su habitación para cambiarse.

—¡Papi! ¡Al fin llegas! — exclamó el pequeño en pijama mientras sujetaba un par de peluches, entonces los soltó y corrió hacia este.

—Hola campeón — sonrio el azabache viendo al niño correr, luego lo atrapó y cargo en brazos, recibíendo un tierno abrazo de este — ¿cómo estuvo tu día? ¿te divertiste?

—Oh... Bueno... — dudo un poco antes de hablar y lo miró apenado — no tanto

—¿Ah no? Pero si fuiste con papá a ver la película que tanto querías hijo — se extraño — y además había un festival ¿no?

—Si, y estaba muy divertido papi... Pero no nos quedamos, papá se molesto conmigo y no vimos la película — le explico el pequeño en voz bajita.

—... ¿Que sucedió? — quiso saber, bajando al niño quien fue hasta su cama y craig sólo lo siguió.

—Si te digo... ¿tu también te vas a enojar conmigo? — pregunto con algo de inseguridad, pero craig negó.

—Prometo no hacerlo hijo... Vamos, dime que paso — se sento a un lado de la cama, esperando a que el niño comenzara a hablar.

—... Es que desobedeci a mi papi — dijo con la mirada gacha — me dijo que no me alejara demasiado mientras el compraba algo de comida y aún así lo hice ¡pero yo no quería! — expresó arrepentído — Yo... Conocí una nueva amiga y me dijo que la acompañara a otro lado del centro, me estaba divirtiendo mucho así que sólo la seguí.

Un novio para papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora