Capítulo 41

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—Cariño, ya sali del consultorio ¿quieres que pase por la tienda? — decía craig en el teléfono, mientras veía hacia atrás y luego encendía el auto.

—Ngh vaya, se te hizo tarde.

—Lo se, es que tuve bastante trabajo.

—¡Eso es bueno! y no, no es necesario que pases por la tienda — comentó este con una sonrisa.

Tweek se encontraba en la cocina terminando de preparar la cena y liam estaba en la mesa mirándolo.

—Ya todo esta listo, sólo faltas tu.

—¡Dile que se apure papi! Ya quiero verlo — hablo el pequeño impaciente, no había podido verlo en todo el día.

—Y liam ya quiere verte — le hizo saber a su pareja.

—En ese caso voy directo a casa, los veo allá — sonrio ligeramente para después colgar, colocar su teléfono en el asiento vacío y empezar a conducir.

Al llegar a casa liam corrio hasta sus brazos y craig gustoso lo cargo, el niño no paraba de abrazarlo y eso que apenas había pasado un día sin verlo. Por supuesto el pequeño no tardo en reclamarle su ausencia en el desayuno y craig sólo se disculpo.

Tweek lo recibió en la cocina con un tierno beso en los labios y después les dijo que tomarán asiento, ya era hora de comer.

—¿Curaste a muchos animalitos hoy papi? — pregunto el niño curioso.

—Más de los que te puedes imaginar hijo — le respondió tranquilo, y contando luego su largo día en el trabajo, a liam le hubiera gustado acompañarlo, amaba mucho a los animales y su papi era todo un experto en estos.

—Parece que todos en denver acordaron en llevar a sus mascotas a tu consultorio hoy — comentó el rubio para después darle un bocado a su comida.

—Pensé lo mismo, y luego me di cuenta de que cada consulta me tomaba más tiempo de lo normal. Quedaron muchos clientes en fila...

—Quizás sea mucho trabajo para una sola persona ¿ese asistente tuyo no te ayuda? — lo miró.

—Sólo en la parte administrativa.

—Pues te hacen falta más manos craig.

—Lo sé... — suspiro con pesadez — voy a tener que contratar a alguien porque si que necesito ayuda.

—¡Yo te ayudo papi! — exclamó liam animado y ambos adultos lo miraron — y así, si te acompaño siempre no tendré que ir al preescolar jeje.

—Cariño, tu papá se refiere a ayuda profesional, es decir de alguien que sepa de veterinaria cómo el, y además ya está decidido que iras al preescolar, bueno, aún no lo platicamos del todo pero ya es prácticamente un hecho — le habló en un tono medio serio a su hijo.

—Ahh... — se encogió en su silla desanimado.

—¿Por qué no quieres ir al preescolar hijo? — quiso saber el azabache.

—Es que... Me gusta más pasar tiempo con ustedes, y papi dice que será todos los días hasta la tarde... — los miro con expresión triste y un tierno puchero.

—Oh vamos, el preescolar es genial, es cómo... Es cómo estar en la guardería — trato de animarlo y el niño lo vio interesado.

—¿Ah si?

—Si, la única diferencia es que habrán maestros que te enseñen cosas para mejorar tu educación, cómo contar pelotas o rellenar dibujos con macarrones — dijo el azabache pinchando su cena con el tenedor y llevándoselo a la boca.

Un novio para papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora