capítulo 59

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Tweek observaba con expresión serena su taza de café, cómo sí la estuviera analizando cuidadosamente. Pero realmente permanecía hundido en sus propios pensamientos, mientras esperaba a que craig llegara. Sentía que la ansiedad empezaba a invadir su cuerpo y se removió un poco en su silla. La paciencia nunca había sido su mejor virtud, y mucho menos cuando seguía con la duda en ese entonces.

Se agradeció fuertemente por haber decidido acudir a su psicólogo antes de venir a enfrentar a craig. Escuchar sus consejos y aprender a cómo llevar la situación haría todo menos estresante, y así encararía a su pareja con toda la madurez posible.

—¿Desea pedir algo más, señor? 

Escuchó hablar a una mujer y apartó su vista de la taza, se dio cuenta de que era la joven mesera esperando su respuesta.

—Ngh, si. Otro café por favor —le pidió el rubio.

Esta notó que la taza de su cliente aún se encontraba medio llena, supuso entonces que esperaba a alguien más.

—Enseguida se lo traigo, con permiso—dijo la muchacha alejándose de la mesa.

La puerta del local se abrió dando paso a la persona que tanto ansiaba ver. Se le quedó viendo fijamente y relajó sus hombros. Craig vestía una de sus tantas chaquetas azules con jeans negros y de pronto sus ojos esmeralda se clavaron en él.

No fue difícil encontrarlo a pesar de que había elegido sentarse en una mesa ubicada en el rincón. Habían muy pocas personas pidiendo su café esa noche y en lugar de quedarse abandonaban él lugar. 

Craig respiró hondo y caminó hacia la mesa. Ya se imaginaba lo que le esperaba.

—... Hola — lo saludó, acomodando la silla y sentándose frente a el.

—Hola… — respondió sujetándo su taza y viéndolo a los ojos. 

Ese semblante tan frío e inexpresivo le estaba causando cierto escalofrío a craig. Era algo extraño verlo así de tranquilo. 

—... ¿Que pasa, tweek?

Tweek bebió un poco de café antes de responder. Digamos que era cómo su combustible en momentos así.

—Escuchaste bien lo que te dije por teléfono¿no? 

—Si. Veo que estuviste leyendo mí correspondencia. 

—Asi es. Pero no pienses que lo hice a propósito. Siempre acostumbró a revisar todo lo que llega a la puerta de mí casa, craig —le aclaró el rubio.

—Lo sé, no te estoy reclamando ni nada. Casualmente a los recepcionistas del edificio les dió por enviarme la factura en físico en lugar de mí correo — respondió en un resoplido —. Que genios…

—Entonces ya debés saber o al menos debés tener una idea de lo que está pasando por mi cabeza en estos momentos ¿o no? —lo cuestionó con la mirada.

Antes de que craig pudiera decir algo la mesera regresó con otra taza de café y la colocó sobre la mesa. Tweek le agradeció y está se retiró al instante. Luego regresó su atención al hombre frente a él.

—Amm… 

—Lo pedí para ti. Adelante, suelta todo lo que tengas que decirme. Te escucho —Deslizó la taza en su dirección y apoyó los brazos sobre la mesa.

Craig suspiró.

—... Tweek, se que debes estar pensando en muchas cosas en este momento, y te pido disculpas por no habertelo dicho antes, en verdad. No quería que te enterarás de está forma.

Un novio para papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora