CAPÍTULO 12

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Scarlett

El último e invernal mes del año llegó junto con la reanudación de las actividades escolares suspendidas en un inicio por aquellas desapariciones en Lumbel. Universidad, hermosa etapa en la vida de cualquier persona, o al menos, eso es lo que prometen en las propagandas. 

En la explanada principal, casi se podía percibir el conocimiento en el aire, eso y un notable olor a perfumes caros y humo de cigarro. Ciertamente, nosotros no necesitábamos estar ahí. Cuando has vivido por cientos de años, una escuela no puede enseñarte nada que no conozcas, pero debíamos de pasar desapercibidos y esa era la razón por la que estábamos en ese instituto repleto de caras bonitas y estudiantes adinerados. 

Amelie, Jay y yo nos encontrábamos en una pequeña mesa circular afuera de los edificios principales pasando el rato mientras las clases daban inicio hablando sobre temas tan triviales que casi me hacían sentir como una persona normal.

−... pero esta vez, sí lo mandé a la mierda definitivamente −Amelie terminó de contarnos su trágica historia de cómo había terminado con su novio, por quinta vez en ese mes.

Jay y yo compartimos una mirada, pues sabíamos que estarían reconciliándose en la cama de algún hotel en un par de días.

−Odio juzgarte, pero yo también me molestaría un poco si descubriera a mi novia besándose a mi mejor amigo, en mi propia casa −Jay confesó refiriéndose al motivo de la ruptura.

−¡Solo fue un maldito beso! −le respondió sin un ápice de culpa o descaro– Aunque, tú siempre dices que somos jóvenes y que tenemos que conocer personas nuevas así que... – dejó la frase inconclusa y se llevó la pajilla de la malteada a los labios.

Jay giró los ojos como si Amelie no tuviera remedio, reí por lo bajo y le di un sorbo a mi café recordando que Hidden diría exactamente lo mismo.

Ellas continuaron debatiendo como era su costumbre, en cambio, yo me concentré en permanecer alerta ante cualquier posible amenaza. Bajar la guardia no era un lujo que nos pudiéramos dar y mucho menos en esa situación con tantos Seddem espías buscándonos.

Fue entonces cuando el chico que andaba siempre cerca como una sombra, hizo una silenciosa pero a la vez escandalosa entrada. El sonido de las voces bajó y toda la atención cayó en él como si fuera una estrella de Hollywood. Cayeron sobre Areus miradas de deseo y otras de envidia a medida que se abría paso entre la multitud. Él lo notó, pero fingió que no. Por fuera se mostraba indiferente a esas situaciones que ya debían ser normales para él, pero yo sabía que en su interior, no podía dejar de sentirse incómodo ante tanta atención, pero de nuevo, no lo demostró.

–No puede ser –Amelie vociferó en un suspiro bajo– Es el tipo del centro comercial −mordió sus labios− cada vez que se pone más bueno.

Jay y yo compartimos una mirada recordando casi por telepatía el día en el que nos ocultamos en su armario. No estaba segura de eso último que Amelie había dicho, pero sí sabía que esa energía atrayente a su alrededor se debía a que aquel joven de ojos grises tenía el encanto de un ángel de los estereotipos combinado con la oscuridad y el misterio de un demonio.

Entonces, una chica de cabello castaño y rizado le brincó encima de la nada rodeándolo en un abrazo y colgándose de su cuello. Leah le depositó un beso en su mejilla con mucha exaltación, como siempre, él permaneció indiferente, pero eso no parecía detenerla.

No me habría importado de no ser por un pequeño detalle: Areus había dado órdenes estrictas de que en lugares públicos debíamos mantener una interacción mínima entre nosotros por seguridad.

Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]Where stories live. Discover now