Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]

CAPÍTULO 30

Areus

Si quieres ganar, tienes que pensar como tu enemigo, predecir sus movimientos y estar tres pasos adelante. Uno para tomar la delantera, dos para asegurar la victoria y otro por orgullo.

Por esta razón, ver a Shadow acorralado por segunda vez me llena de una inmensa satisfacción. Aunque, el sentimiento se desvanece muy rápido.

Shadow ya no es el demonio de vestimentas doradas y rimbombantes al que vencí en el Inframundo. Viste el mismo atuendo obscuro y lúgubre con el que lo conocí, salvo por las plumas negras que ahora decoran los hombros de su capa. No me lleva mucho tiempo adivinar que esas plumas solían ser parte de las alas que me arrancaron durante el juicio hace años.

–Lucifer, ya tienes instrucciones. Únete al ejército de Gea en cuanto antes y asegúrate de que todo esté en orden –le dice sin quitarme los ojos de encima– Necesito arreglar este asunto a solas con mi hijo.

Mi posición me permite mirar por el reflejo de un vidrio roto al demonio pelirrojo. No sabría cómo describir la expresión en su rostro. Lo que sí es claro es la ausencia de ese usual ánimo que solía hacer parecer inquebrantable.

Casi podría creerme la disculpa que me murmura antes de alejarse.

Casi.

–Admito que no creí que traerte a la retaguardia fuera tan fácil –añade– Contaba con que descubrieras la verdad mucho antes. Supongo que te sobreestimé.

Coloco a Caelesttia frente a mí tan pronto como él hace aparecer una cadena de púas en sus manos. Da un paso lateral a su derecha y yo hago lo mismo en la dirección contraria, no dejamos de mirarnos en ningún momento.

–Tal vez deberías reconsiderar quién trajo aquí a quién –sugiero– Nadie puede verte aquí, por eso necesitabas traer la pelea a la retaguardia. Tu insistencia solo confirmó lo que llevo pensando desde que terminamos el juego de ajedrez. Esa manera tan infantil de tomarse una derrota me resultó muy familiar.