CAPÍTULO 17 - segunda parte

7 2 0
                                    

Zeth

El terror por lo que mis ojos están presenciando me paraliza. Es como si a mis pies les hubieran crecido raíces en el suelo.

Areus está inconsciente, o quizá algo peor. Su rostro ha adquirido un tono amoratado y está cubierto de golpes. Sus pies se mecen en el aire y de ellos gotea un líquido rojo combinado con lluvia. Su ropa negra presenta muchos cortes y está teñida de sangre en distintos lugares. Su piel visible está cubierta de hematomas y heridas de las que no para de emanar sangre. Es la imagen más desalentadora, espeluznante y aterradora que he visto. Si esa cosa hizo eso con el más fuerte de nosotros, no sé lo que me espera si trato de enfrentarlo.

La cosa de seis pares de alas -solo cinco de ellas en buen estado- se asoma en mis recuerdos más nublosos y distantes, su nombre suena como un eco en mi memoria. Táragor. Es imposible olvidar el nombre de la persona que me condenó.

Táragor abre sus manos y el cuerpo de Areus cae en seco al suelo. No se mueve ni muestra algún indicio de reaccionar, pero su pecho se levanta tras recibir un poco de aire. La sangre que aún brota de sus labios y de sus heridas forma pequeños charcos debajo de él. Táragor levanta el brazo y una espada de empuñadura dorada y hoja envuelta en fuego blanco vuela hasta su mano. Observa a Areus durante un minuto y luego alza la espada, dispuesto a terminar con su vida.

Quiero ayudarlo. Tengo que moverme, pero mis pies siguen sin responder a mis órdenes.

Veo la hoja descender a gran velocidad y detenerse a centímetros de tocarlo cuando una piedra se estrella contra su espalda.

-¡Aléjate de él, cabeza de pizza! -alguien grita detrás de mí.

Antes de que pueda girarme para verlo, Hidden se coloca a mi lado, pone la empuñadura de una pistola plateada en mis dedos y, con sus manos sobre la mía, me hace apretar el gatillo. La bala asesta en la mano del ser que, incrédulo, la colocó frente a él con la intención de detenerla. Su extremidad termina siendo destruida por la bala expansiva y sus dedos pálidos vuelan destrozados por los aires. No lo escuchamos gritar, pero sí hace un gesto de estar sufriendo por el disparo. Su cuerpo se dobla por un momento y luego vuelve a levantarse, girándose hacia nosotros. No puede vernos, pero sí escuchar nuestros corazones acelerados. Emite un gruñido antes de lanzarse contra nosotros como un animal furioso.

Intento correr, pero Hidden -quien aún sostiene el arma con mis manos- nos acerca a él y continúa disparando. No vemos bien lo que sucede con el sujeto mientras le vaciamos la pistola encima, pues cada disparo deja un enorme halo de luz y una polvareda en el aire. Cuando al fin el polvo y la luz se disipan, nos helamos al no ver a Táragor. Ambos nos giramos al percibir un escalofrío en la espalda, encontrándonos cara a cara con él. Yo suelto una torpe súplica de piedad y Hidden le lanza la pistola sin balas a la cara.

Táragor parece sorprenderse. Acerca una mano a su rostro como si estuviera tratando de traspasarse a sí mismo, pero su piel detiene el avance de sus dedos. Toca uno de sus ojos y, al comprender algo, su rostro se comprime en un espantoso gesto de ira. Esta vez sí soy capaz de escuchar su rugido resonando con una fuerza atronadora en el interior de mi cabeza. Hidden y yo quedamos aturdidos por un segundo. Lo siguiente que siento es un feroz impacto golpeando todo mi cuerpo. Ruedo varios metros en el suelo, la tierra tiembla y una grieta se alza formando una pendiente que me detiene con suavidad. Sacudo la cabeza y retrocedo en el suelo cuando veo a Táragor alzando una lanza de energía planteada con su punta lista para atravesarme.

-¡No! ¡No, por favor! -grito agitando una mano frente mi, desesperado.

Un calor me recorre desde la punta de mis dedos hasta mi hombro, como una corriente de electricidad. La lanza comienza su descenso y veo aparecer sobre mi piel símbolos brillantes elaborados con líneas que se cruzan y entrelazan sí, formando telarañas y sigilos complicados. Emiten un fulgor blanco y un sonido agudo como estuvieran a punto de explotar. Siento un cosquilleo y toda la energía lumínica contenida en los símbolos sale disparada desde la palma de mi mano hacia adelante, golpeando a Táragor con mucha fuerza y destrozando la lanza.

Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]Where stories live. Discover now