CAPÍTULO 33 - primera parte

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Scarlett

–No hables, no te muevas, no hagas ningún gesto, ni siquiera pienses si  ellos no te lo piden –le daba indicaciones a Areus mientras él escuchaba con atención, o fingía hacerlo– Solo responde a sus preguntas, mantén la cabeza baja y por ningún motivo los mires a los ojos, ellos toman eso como un reto.

–¿Tampoco puedo respirar?

Suspiré, intentando mantener la calma– No, de preferencia no.

El día de nuestro juicio llegó más rápido de lo que hubiéramos querido y algo era seguro: Nada bueno podía esperarnos detrás de esas puertas hacia la dimensión celestial.

Estábamos en una grieta entre la dimensión elemental y la celestial. Un lugar en la nada al que no se le veía comienzo ni fin, todo era una infinita blancura sin importar en qué dirección miráramos. Lo único que era visible frente a nosotros era la puerta que conducía al lugar en el que se llevaría a cabo el juicio. Estábamos Ce, Hache, Zeth, Hidden, Areus y yo frente a la enorme puerta rectangular; nosotros y el jefe de la legión de control, quien había ido personalmente por nosotros para asegurarse de que asistiéramos y no intentáramos escapar del juicio. 

–Algo más, es muy posible que todos nuestros padres estén ahí, pero no hagas contacto visual con ellos ni les hables a menos que te lo ordenen –añadí mientras Areus abría la armadura de la manzana y la cortaba en seis pedazos iguales– Ah, otra cosa, no queremos que pierdas el control ahí adentro así que mantén tus emociones al margen y por favor, mantén tu psicosis bajo control. 

–Haré un esfuerzo –dijo y me ofreció un trozo de la manzana. 

Agradecí y me lo llevé a la boca, no tenía mal sabor, de hecho, era la mejor manzana que había probado  en toda mi vida. Los demás también comieron su porción, dejando escapar sonidos de satisfacción y placer al comerlo. 

–Areus –Hidden le lanzó un pequeño frasco de cristal y él lo atrapó en el aire.

–¿Qué es eso?

–Dijiste que debía mantenerme tranquilo, ¿No? –abrió el frasco y depositó en su mano unas cuantas pastillas.

–Sí, pero no puedes estar consumiendo Librium todo el tiempo como si fueran caramelos –detuve su mano antes de que se las llevara a la boca, ahí me di cuenta de que estaba temblando y de que la cinta en sus pulgares estaba rota. Regresé la mayoría de pastillas al frasco y solo le dejé un par– Escucha, si alguien pregunta por lo que pasó en Daxenfild... di que fuimos todos.

Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora