CAPÍTULO 35 - FINAL - segunda parte

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Areus

<<Nos vemos en el Refugio>>

Estas palabras resuenan en mi mente como el eco ominoso de un recuerdo mientras mis pies descalzos se hunden en la nieve una y otra vez y el aire gélido que penetra en mi cuerpo quema mis pulmones como brasas encendidas. A pesar de que el frío cala hasta mis huesos haciéndome sentir al borde de la congelación y mi cuerpo replica de dolor con cada paso que doy, continúo corriendo.

<<Sin importar lo que suceda, o si por algún motivo nos separamos, nos reuniremos ahí cuando todo termine>>

Tengo que llegar al Refugio.

Ellos van a estar ahí, esperándome. Después van a reírse y dirán que lo que dijo Schrödinger no era más que una de sus estúpidas bromas de mal gusto.

Necesito que eso sea verdad, porque esto simplemente no puede estar pasando.

Ellos no pueden estar....

Estrello una mano contra un tronco y me abrazo la garganta con la otra. Una arcada me retuerce el estómago y escupo un líquido tibio de sabor metálico. Es sangre. No sé si son las heridas provocadas por Caelesttia o si es algo más, pero puedo sentir este mal extendiéndose por mi cuerpo como un virus infectando todo a su paso, contaminando mi mente, penetrando en mis huesos y quemándolos desde adentro.

Los troncos de los árboles cercanos parecen estar distorsionándose...

Aprieto los párpados y sacudo la cabeza.

Tengo que seguir.

Intento soltar el árbol y mantenerme de pie por mi cuenta, pero es como si mis piernas se hubieran convertido en jalea. Una corriente de viento hace llegar a mi nariz un olor putrefacto. Es una peste asfixiante que parece provenir de todas partes. Escudriñando en la obscuridad y, tras un largo instante mirando el mismo punto, distingo varios bultos blancos tapizando el suelo a unos cuantos metros frente a mí. Continúo mirando, y cuando mis ojos se adaptan a la penumbra... retrocedo de un salto y suelto un jadeo de horror. 

Frente a mí, hay un océano de cadáveres que se extiende más allá de lo que mi limitada vista puede abarcar. Todos los muertos están envueltos en sábanas blancas, apilados unos sobre otros formando grandes colinas. Puedo ver en los más cercanos que, en la parte de los ojos, hay grandes manchas de sangre fresca que parecen continuar filtrándose de sus cuencas vacías. También hay manchas de sangre donde debería de estar la boca, que por su forma deduzco que debajo de la sabana hay mandíbulas abiertas al máximo. Un eco que pareciera ser muy lejano estalla en mi cabeza. Puedo percibir los gritos de pánico y dolor que estas personas lanzaron en su agonía, y todos maldicen mi nombre. 

Yo hice esto. 

Solo bastaron unos segundos de debilidad para que él tomara el control y esto sucediera. 

En ese momento, cuando Argeum tomó el control y el odio hacia mí mismo y hacia todos consumieron mi voluntad, liberar el poder del Inmortal se sintió correcto. Era como si dejar que la existencia se redujera a un inhóspito vacío infinito fuera simplemente lo que debía de hacer, sin embargo, solo bastó un instante de lucidez y razón para detenerlo. Pero cuando me di cuenta de lo que estaba sucediendo, ya era demasiado tarde; la extinción definitiva ya había comenzado.

Pude haberlos salvado a todos, pero no conseguí detenerme a tiempo. 

Vuelvo a mirar los cadáveres y una repulsión dolorosa me escuece las entrañas. 

Esto es mi culpa...

Yo lo hice... 

La luz de una linterna me alumbra la cara y, un segundo después, el rugido de cientos de voces estalla a mi alrededor. 

Trino De Cuervos [Parte 1 Completa]Where stories live. Discover now