Las nuevas armas Pt 1

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Capítulo anterior

El hechicero tragó saliva, su esposa realmente podía ser aterradora cuando se lo proponía; pero viendo que él era prácticamente el único hechicero que tenía a su disponibilidad para dicha prueba, no le quedó de otra más que aceptar el desafío.

—Está bien, estoy seguro de que lo harás con mucho cariño.

Astrid resopló molesta y no comentó nada más, sólo se recostó en el hombro de él con cierta rudeza. Con el cumulo de problemas que tenían lo único que quería era relajarse y disfrutar los pocos momentos que les quedaran de paz, pues, aunque hubiera aceptado seguía pensando que darles armas a sus hijos sólo les traería problemas.

Capítulo 72.

Las nuevas armas.

Parte 1

Después de lo que hablaron los esposos no quedó mucho por decir, ambos se quedaron contemplando la noche y sus alrededores y cuando lo consideraron prudente se dispusieron a ir a dormir.

Ya en la habitación, iluminada por las lamparillas que posaban a los lados de la cama, Hiccup pudo ver con claridad el ceño fruncido en su esposa, notando a la perfección cuan molesta estaba y por la conversación anterior y el acuerdo al que habían llegado. Si le preguntaba directamente si estaba molesta sabía de antemano que ella lo negaría y le diría algo como: "estoy bien" o "estoy cansada" y lo ignoraría, así que cuando se metieron en la cama se le ocurrió otra forma de abordarla.

—Astrid... ¿podemos...— le insinuó con coquetería, rozando con su mano el brazo de ella.

Pero ella sólo se acomodó en la cama, dándole la espalda.

—Ahora no, estoy cansada.

—"Sí, está enojada". — pensó Hiccup, acomodándose en la cama, y dejándola en paz apagó la lamparilla de su lado, al mismo tiempo que ella lo hacía.

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—¿Dónde estoy? —se preguntó una agitada voz que estaba sumergida en la oscuridad. —¿Qué es este dolor?

Le costaba trabajo respirar, sentía que no se podía mover y todo por un horrible y palpitante dolor en su vientre.

—¿Qué está pasando?

Se preguntó confundida, conforme el panorama se iba aclarando, mostrando una especie de azotea de un edificio.

—¿Qué es este lugar?

Miró a su alrededor sin poder encontrar una respuesta coherente, cuando de repente unos gritos en lo alto la alarmaron. Ahí, asustada vio que había dos hombres flotando, uno de ellos era su esposo y el otro era ese desgraciado.

Al menos me deshice de uno de ustedes...

Alcanzó a escuchar a pesar de la distancia que los separaba.

—¿Qué dijo?

Asustada, bajó su mirada, donde su mano inconscientemente se encontraba sobre su vientre y la cual al retirarla vio que estaba cubierta de sangre, una sangre que no sólo era de ella sino también de su hijo.

—No, no... otra vez... —chilló, retorciéndose del dolor. —¡NOOOO!

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—¡NOOO!

—¡¿Qué?! ¿Qué?! —se levantó Hiccup en un sobresalto.

La maldición que nos une (TERMINADA)Where stories live. Discover now