Charla entre chicas.

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12500 aprox. palabras para ustedes.

Como siempre, más vale tarde que nunca. 

Capítulo anterior.

Horas más tarde, en el hospital.

Después de unas horas de haber superado otra racha de fiebre, Astrid despertó en un sobresalto. Al hacerlo, vio extrañada a su alrededor, ya no se encontraba en el cubículo pequeño y poco iluminado del área de maternidad, al contrario, estaba en otra habitación más iluminada, incluso con una ventana en donde se podía apreciar que estaba en un quinto o sexto piso.

La camilla incómoda en la que antes estaba había sido reemplazada por otra que sintió más confortable; luego se observó, seguía con el cabestrillo en su brazo derecho y en el izquierdo aún tenía el catéter conectado, por lo que dedujo que aún seguía hospitalizada; sin embargo, lo más curioso, es que todo a su alrededor estaba más silencioso, ya no escuchaba los chillidos de los recién nacidos ni a sus felices padres, que aunque fuera extraño, prefería no escucharlos.

—¿Dónde estoy? —susurró inquieta.

—Hola, Astrid...—escuchó de repente.

Al volverse hacia la voz, vio que se trataba de su ex enemigo, quien estaba acompañado por Stormfly y Alúmini, ambas viéndose muy sonrientes y aparentemente felices.

—¿Te gusta tu nueva habitación?

Capítulo 28.

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Charla entre chicas.

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Lunes 21 de enero 2019.

Hospital de Berk.

Otro día en ese lugar, pensaba la nostálgica y durmiente Astrid, mientras escuchaba como, a unos metros de donde se encontraba, otro recién nacido había llegado al mundo.

Podía escucharlo todo. Desde los lamentosos gritos de labor de parto de esas mujeres que habían logrado llevar con éxito sus embarazos, hasta la llegada de esos recién nacidos para luego escuchar las exclamaciones de alivio y satisfacción de los padres de los cuales podía incluso sentir la alegría, la dicha y lo preocupados que habían estado durante esa difícil travesía.

Era insoportable de escuchar.

No porque odiara esos sonidos, sino porque cada vez que los escuchaba le recordaba lo que ella había perdido, su bebé, y no sólo eso, el recuerdo de sus otros dos hijos, sucesos que no tenían la menor idea de cómo habían sido, pero que, con la ayuda de Heather, se pudo hacer una idea.

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Día anterior.

Hiccup se había marchado sin dar explicaciones y Stormfly se había ido con él para ir a descansar. Fue sorpresivo para Astrid ver que quien sería su cuidadora en turno era Heather que, siendo tan amable como siempre, le dedicó su tiempo y también le llevó un poco de comida.

—¿Te gustó lo que te preparé? —preguntó la jardinera gentilmente cuando vio que su amiga no podía comer más de la mitad de lo que le había llevado.

—Sí, muchas gracias. —respondió débilmente y sin mucho ánimo.

—¿Qué tal si duermes un poquito más?

La que reposaba asintió levemente y comenzó a removerse en la cama con cuidado para acomodarse, mientras que Heather le retiraba la bandeja con comida. Tomando el peluche para dormir abrazado de él, Astrid se preparó para cerrar los ojos cuando unos resonantes chillidos hicieron eco en casi toda aquella área.

La maldición que nos une (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora