Lo que olvidamos Pt 2

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N/A: más vale tarde que nunca.

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Capítulo 24.

Lo que olvidamos

Parte 2

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Todo había pasado demasiado rápido.

En un momento estaba en el techo de un edificio acabando con un enemigo, al segundo siguiente ella era la que sentía que estaba muriendo.

Lo siguiente que pasó fue un constante movimiento, imágenes del cielo y edificios altos que se movían bruscamente delante de ella y todo a causa de aquel hombre que la llevaba en brazos, ese que decía odiar con todo su ser, aunque en ese momento, ya no sabía lo que sentía pues él gritaba como un desquiciado, buscando desesperado ayuda para ella.

De repente, su vista del cielo oscureciendo se opacó por la cabina de un auto. Dentro del vehículo, sintió movimientos menos bruscos, pero lo que sentía que la mataba por dentro se hacía cada vez más fuerte que creía que se partiría.

Luego, lo siguiente que vio fue otro trozo de cielo para luego ser cegada por las luces blancas y brillantes de un lugar que desconocía, los brazos de su aliado cambiaron por una camilla en donde fue recostada y su nueva vista incluyó a varios rostros de personas que desconocía; vestían de azul y otros de blanco; hablaban cosas que no entendía mientras comenzaban a despojarla de sus prendas. No confiaba en ellos, quería marcharse, pero el dolor en todo su cuerpo se lo impedía.

—Calma Astrid, te vamos a ayudar. —escuchó de repente entre todo el ajetreo.

A su vista se le agregó la imagen de otra mujer que vestía una bata blanca y que, en medio de todo el movimiento, ordenó con audacia a los demás a donde llevarla, un cuarto frio y que hasta antes de su llegada estaba completamente solo.

"Tiene hemorragia" — escuchó entre algunos cuchicheos y lo que inmediatamente sintió fue como una de las mujeres que vestía de azul comenzó a bajar su pantalón.

—¿Qué haces? —susurró casi inaudiblemente y trató de impedir que esa mujer siguiera haciendo lo que hacía.

Pero alguien más la recostó en su sitio e impidió que se moviera.

—Tranquila Astrid. —era esa mujer que se sabía su nombre. —Tienes una hemorragia, tenemos que ver qué tan grave es.

¿Hemorragia? Pensó la convaleciente entre todo el ajetreo, si eso era, debía ser por su periodo, qué les importaba a ellas; sin embargo; el dolor no le dio tiempo de replicar cuando se sintió expuesta ante ellas, y no sólo eso, también ante un hombre, uno que llegó apresurado con un gran aparato. En ese momento se sintió ultrajada.

—Tranquila Astrid, tenemos que revisar que esté bien. —volvió a decir esa mujer desconocida.

¿A quién se refería? Pensó aturdida y agobiada por no saber lo que le estaba pasando.

Y como respuesta, sólo sintió como esa mujer le levantaba el suéter y la blusa, luego auxiliada por el otro hombre, le puso un gel helado para después poner un dispositivo que presionó sobre su vientre.

Entonces, en la pantalla del otro aparato algo apareció y llamó su atención en medio del dolor, una imagen en blanco y negro, y en cuyo centro había algo parecido a un pequeño frijol con protuberancias, pero que, a su perspectiva, era algo más que eso.

La maldición que nos une (TERMINADA)Where stories live. Discover now