El colmo de la paciencia pt 1

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Capítulo anterior:

Hiccup, o más bien el que todos creían que era Hiccup, acudió a donde le dijeron y se sentó agotado, viendo que en su sitio estaba la plaquita con el nombre de cierto hechicero.

—Ay Hiccup, ¿por qué siempre hago caso a tus locuras?

Se lamentó el guía, cuyo protegido le lanzó un hechizo de ilusión para hacer que la gente lo viera como a él.

.

Mientras tanto, en el estacionamiento, el verdadero y complacido Hiccup reía divertido, y sintiéndose libre de estar donde quisiera, arrancó el auto para ir a arreglar cómo hacerse de dinero y también para descansar tanto de sus guías, de los niños y por supuesto de su no tan apreciada aliada.

Capítulo 13

El colmo de la paciencia Pt 1

🏦💰💸💵

"Bien, Hiccup, concéntrate. Tú puedes"

Dando largos suspiros mentales, el hechicero aguardaba pacientemente en el estacionamiento de la institución bancaria en donde, aparentemente, su otro yo, tenía guardado su dinero. Después de haber dado varias vueltas por la pequeña ciudad de Berk, había logrado encontrarla, y eso nada más porque Alumini le había mostrado (antes de irse) una tarjeta que tenía el mismo logo del banco, así como una billetera con, aparentemente, más documentos.

"Tienes que ir al banco a sacar el dinero".

Algo así le había explicado, así como otras cosas que supuso le pedirían al entrar.

—Respira Hiccup, Alumini dijo que llevara esto y... ¿qué más? ¿la identificación?

Al recordar aquel detalle, se incomodó un poco pues no había considerado lo que conllevaba esa palabra: "identificación", un documento que prácticamente tenía toda la información de su otro yo, el sujeto de ese mundo paralelo que se parecía a él.

Al buscar entre sus bolsillos la cartera, buscó dicha identificación, y cuando la encontró y vio prácticamente su rostro en ella, no pudo evitar dar otro bufido incómodo. 

"Hiccup Haddock"

"Edad: 30 años."

Fecha de nacimiento: 29 de febrero 1988.

—¿29 de febrero? —se sobresaltó al ver que su fecha de nacimiento era idéntica a la suya.

Tragó saliva, y comenzó a pensar en cosas ciertamente perturbadoras para él, pero el cuestionamiento más importante que se hizo fue: ¿Y si yo soy realmente él?

De sólo pensar en la respuesta lo asustaba, y para colmo, al girar la identificación vio que esta tenía una firma igual a la de él.

—No puede ser, no puede ser.

Pronto se sintió sofocado dentro del auto, que salió de inmediato a tomar un respiro, y aunque, todo apuntara a que él era esa persona, siguió negándolo y optó por hacer otra prueba. 

—Si yo soy él, y él es yo... entonces utiliza la misma contraseña que yo para todo. —susurró mientras acudía a uno de los cajeros donde vio que la gente sacaba dinero.

Aquel compartimiento no era muy diferente al del mundo oculto, salvo por unas cosas, así que introdujo la tarjeta y cuando el aparato le solicitó por la clave, él tecleó la que usaba para sus cuentas.

Y esta le dio acceso a la cuenta de su supuesto otro yo. Hiccup palideció.

—Ay dioses, no puede ser cierto. Debe haber una explicación para esto. —se dijo a si mismo asustado, viendo con horror las otras opciones que le daba el cajero.

La maldición que nos une (TERMINADA)Where stories live. Discover now