Epílogo

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La maldición que nos une.

Epilogo: historias.

I

Una moneda.

Ambos estaban felices de haber vuelto a su hogar que bailaron en los pastizales dando vueltas como un par de locos a los que parecía no importarles la lluvia que caía del cielo.

Cuando el éxtasis finalmente terminó y se permitieron descansar, corrieron hacia la cabaña para poder refugiarse, tal como lo habían hecho una vez, en otro tiempo, pero a diferencia del otro, nada pasó esa noche entre ellos, aunque casi se da el momento, pero tal como se lo había dicho su guía no tenían la necesidad de apurar las cosas, sabían que habría tiempo, mucho tiempo para amarse.

Al día siguiente, al despertar uno cerca del otro, les pareció escuchar la llegada de un vehículo, así como diversas voces masculinas, y una de estas particularmente se les hizo conocida.

La pareja de hechiceros se sonrió en complicidad, y sabiendo ya lo que tenían qué hacer abrieron la puerta de la cabaña para recibir al recién llegado.

—¿Quiénes son ustedes? —preguntó el hombre barbón, semi canoso.

—Sólo una pareja que busca vivir en paz, señor.

Respondió él, sacando algo de entre su bolsillo que alertó por un momento al hombre y sus lacayos, hasta que vieron de lo que se trataba: una moneda de oro.

Hiccup sólo sonrió tímido y se la ofreció.

—¿Me puede vender esta cabaña, señor?

II

Adoptados

Pensaron que en el corto tiempo que habían convivido (conscientemente), habían conocido en su totalidad a August y Phelma, pero ahora con esa nueva oportunidad que tuvieron, Hiccup y Astrid pudieron ver y experimentar que tan valiosas fueron, eran y serían esas personas para ellos.

August y Phelma se convirtieron para los hechiceros en esos padres comprensivos que tanta falta les habían hecho, en especial para Astrid que, ciertamente, se convirtió en la consentida de August y Phelma porque para el hombre y la mujer era como cuidar a la hija que habían perdido, mientras que para Hiccup, Phelma era como la suegra que todo el mundo quería por ser comprensiva, amable y trabajadora mientras que August fue tanto como un padre, un suegro y sobre todo un mentor que le enseñó acerca de diferentes oficios, siempre le estaría agradecido a él y a su esposa por haberlos acogido como si fueran parte de su familia.

III

Casados por tercera ocasión.

Pese a saber que seguían casados, para los demás que recién los conocían (de nuevo) no lo estaban, y ya que sus adoptantes y anfitriones tenían reglas muy especificas para poder compartir la cama (aunque ellos ya lo habían hecho a escondidas) fue que aceptaron realizar una pequeña ceremonia para celebrar su matrimonio por tercera ocasión.

Debido a que todo lo que habían tenido lo habían perdido en ese otro tiempo, Hiccup se ocupó de buscar de nuevo una argolla especial para proponérselo a Astrid, y tal cual como en el otro tiempo, encontró una que era muy parecida a la que le había dado antes, pero no sólo eso le consiguió también buscó un brazalete, sólo que a diferencia del anterior que simbolizaba a la familia que habían tenido, este representaría una promesa para el futuro, pues en este estaba el símbolo de su unión, así como tres dijes que representarían a sus futuros hijos, así como otros 6 dijes de dragones, tres que eran por sus guías y los otros tres por los hijos que esperaba su amigo tuviera algún día.

La maldición que nos une (TERMINADA)Where stories live. Discover now