•CAPITULO 1•

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La taza de café en mi mano desprende el típico humo como si estuviera en una película y me estén grabando

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La taza de café en mi mano desprende el típico humo como si estuviera en una película y me estén grabando. Mi vida era todo, menos una película y si lo fuera, sería esa dónde la protagonista vive corriendo de allá para acá.

Así son mis días desde hace una semana.

Al volver de la casa de mi hermana después de las vacaciones lo primero que hice fue confirmarle al colegio que si aceptaba al trabajo como maestra de primaria, amo los niños y desde que tengo memoria quería ser maestra.

Al confirmar, me dijeron que tenía una semana para ir conocer el colegio, aprender las reglas y demás. Digamos que el colegio es medio privado, se aceptan niños sin importar su situación económica, eso fue lo que más me gustó.

Hoy es mi primer día, lunes.

Termino mi café dejando la taza en el pequeño fregadero. Vivo en un departamento compartido en el centro de Nueva York, mi hermana vive en Nueva Jersey y visitarla a veces no es un problema porque voy en tren.

Ella era siempre la que venía, pero ahora tiene un bebé de dos meses y eso le dificulta un poco el ir y venir cada 15 días

Salgo de la pequeña cocina caminado directo al pasillo hasta las habitaciones y antes de llegar a mi puerta, la de mi compañera se abre, dejando salir una chica rubia enseñando las tetas y con un tanga color rosa

—Buenos días. —saludo apartando la vista de sus atributos. —Compermiso.

Ella me saluda con la mano y entra en el baño. Danielle apoya sus brazos en el mural de la puerta y me sonríe inocente.

—La hubieras escuchado anoche... —comienza.—Oh, si si, dame más, si. —gime sin ninguna vergüenza.

—No me dejaste llegar hasta el último nombre de mis alumnos anoche, Danielle. —le reclamo. —Eres una mala compañera.

—¿Mala compañera? ¿Yo? —se lleva una mano al pecho. —Si soy yo quien te trae un desfile de hombres y mujeres hermosos, guapas, para que te des un buen taco de ojo.

Niego con la cabeza caminado a mi puerta.

—¿Vas a sentar cabeza algún día?

Finge pensarlo.

—Talvez, cuando muera y la tenga que dejar caer en el cajón. —me saca la lengua entrando en su alcoba.

La quiero demasiado.

Danielle Prince, es mi compañera desde hace año y medio. Es demasiado ella, no sabría cómo describirla, tiene una vida muy activa, sale de fiesta casi todos los días, trae todos los días una persona diferente, algunas veces repite y termino cenando con la misma persona que cenamos la semana pasada.

Tentación Azul 1 ® BORRADOR (PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora