Libro 1
ADVERTENCIA, ESTA HISTORIA CONTIENE ESCENAS +18 Y +21 ENTRE OTROS TEMAS.
Nathalie Parson se graduó de maestra y tras unas pequeñas vacaciones encontró trabajo en un colegio no muy lejos de su departamento.
Hunter Meyer viene de una familia...
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La cabeza me palpita cuando despierto. No sé que hora es, pero es temprano, ya que no creo haber podido dormir tanto después de todo lo que lloré
La cama se siente vacía cuando recuerdo las noches que Ian durmió enmedio de nosotros, el llanto amenaza con tomarme de nuevo, pero me niego a seguir llorando cuando eso no va a resolver nada.
La imagen de Hunter enojado sigue en mi mente, no me la puedo sacar, ya que es la primera vez que me grita de esa manera. Me digo que tengo que entenderlo, pero también me digo que estoy comenzando a conocer una parte de él que debo saber que existe.
Salgo de la cama, ignoro los zapatos y camino al armario de dónde saco una camisa de botones color crema, un pantalón de mezclilla azul, un conjunto de ropa interior y unas zapatillas negras.
No hay señal de Hunter en el baño, asi que entro cerrando con seguro. Me quito la ropa, la hecho en un canasto dónde hay más y me meto bajo el chorro de agua tibia que comienza a llenar de vapor el cuarto.
Cierro los ojos cuando las gotas empapan mi cabello, me paso las manos por mis brazos tratando de calmar el dolor que siento en cada vibra de mi cuerpo, pero es que no puedo dejar de imaginar a Ian solo, talvez herido...
Paso saliva concentrándome en lavar mi cabello y el resto de mi cuerpo para no volver a caer en cama. Termino la ducha, me cambio, tomo uno de los cepillos nuevos que hay en una de las gavetas, me cepillo los dientes y salgo del baño cambiada con el cabello secandolo con una toalla.
Cuando levanto la vista observo a Hunter, está quitándose la camisa, tiene un hematoma en su costilla izquierda, es pequeño, pero aún así me causa preocupación verlo en su piel.
Ninguno de los dos dice nada.
Paso por su lado hasta el lugar donde están las cosas básicas. Tomo uno de los cepillos y comienzo a desenredarme el cabello. Peino el flequillo y dejo el resto del pelo suelto sobre mis hombros para que seque solo.
Me pongo un poco de perfume. Todas las cosas que me compró siguen aquí. Dejo todo en su lugar, la toalla la extiendo sobre el sofá de cuero, camino hasta donde está la mochila, la cual sigue un poco humeda, pero seguro se terminará secando
Agradezco que mi teléfono no se llevara ningún daño, ya que lo había dejado al fondo y no está mojado. Lo saco para enviarle un mensaje a Danielle, necesito que me lleve al colegio una mochila nueva...
—Siento haberte gritado anoche. —habla, provocando que levante la vista del aparato. —No debí hacerlo, tu no tienes la culpa de esto.
—Esta bien.
Me cuelgo la mochila en el hombro, guardo el teléfono ya que la batería está por agotarse y camino a la puerta con la intención de salir, pero...
—Esta herido. —su voz me detiene, haciéndome girar. —Creo que le han disparado, ahora mismo tiene que estar sintiendo dolor y no me puedo imaginar a mi hijo sintiendo dolor...
