CAPITULO 46

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Moneda

Tengo que agarrarme de la pared para no caer al bajar las escaleras. Las plantas de los pies me duelen mucho más por los tacones que la mujer me obligó a ponerme y me estoy muriendo de frío con el vestido que también me obligó a vestir

Escucho voces, no puedo distinguir cuántas, pero están ahí. Me abrazo a mi misma cuando bajo el último escalón, dónde mi mirada recae en la mesa bien organizada que hay del lado izquierdo, dónde dos hombres con abrigos y el de pelo rojo están esperando

El pelirrojo se acerca queriendo tomar mi mano, pero doy un paso atrás presa del miedo, algo que a él no le importa, porque me jala plantandome en la silla sin cuidado.

—No me presenté antes y fue muy descortés de mi parte. —habla. —Soy Thiago Ivanovich.

La misma mujer se acerca dejando un vino tinto sobre la mesa, Thiago se encarga de servir en ambas copas acercando un poco la mía buscando que beba.

—Me quiero ir. —susurro tratando de no llorar. —No le diré a nadie que mire tu rostro...

Niega.

—Bebe. —pide y yo niego. —¡Que bebas!

Me sobresalto en el lugar tomando la copa en mi mano hasta llevarla a la boca. El trago me raspa, pero aún así lo paso tratando de aliviar el nudo que tengo en la garganta.

—Imagino como te has de sentir ahora, Nathalie. —me mira. —Como una estúpida, un imbécil que debió de darse cuenta mucho antes a quien le estaba abriendo las piernas. ¿En serio no tuviste ninguna sospecha? ¡Es que no me lo puedo creer!

La punzada que sentí al ver las fotos vuelve a clavarse en mi pecho.

Cierro los ojos dejando salír un par de lágrimas con la copa en la mano.

Duele.

—¿Tienes idea de lo mucho que se burló de ti? Eso debe doler. —se recarga en la silla. —Absolutamente todos sabían que era un Mafioso a excepción de ti, es que se tiene que estar muy ciega para no darse cuenta.

—Me quiero ir. —repito. —¡Déjame ir! —grito lanzando la copa lejos.

Es rápido a la hora de tomarme del cabello y estamparme la cara contra la mesa. Su mano en mi cuello me lastima, pero no es eso lo que me pone a temblar, si no el hecho de ver cómo se pone de pie hasta quedar detrás de mi, con su rostro respirando cerca del mío.

—Porfavor, yo no sé nada de él...—sollozo. —Porfavor...

Me remuevo bajo su cuerpo queriendo escapar, quiero correr, quiero irme lejos donde nadie me pueda encontrar y dónde las personas no me hagan daño, no me mientan.

—Se que no sabes nada de él, lo sé maestra. —dice. —Pero a mi eso no me interesa, a mí lo que me interesa es joderlo ¿Y sabes que es lo que jode más a un hombre? Destrozarle a su mujer, volverla mierda ante sus ojos.

Tentación Azul 1 ® BORRADOR (PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt