CAPITULO 32

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La segunda camioneta está a mi encuentro cuando llegamos a la dirección indicada

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La segunda camioneta está a mi encuentro cuando llegamos a la dirección indicada. Enzo y Leonardo bajan de está misma, mientras yo hago lo mismo sacando a Nathalie.

—Llevala a la casa y déjala con mi madre. —le ordeno a Enzo. —Leonardo, te necesito aquí junto con Maxwell.

Tomo de la mano a la maestra acercándola al auto, al cual le abro la puerta y le indico que entre.

—¿Qué está pasando, Hunter? ¿Dónde está Ian? —le tiembla la barbilla aguantando las lágrimas.

—Él va a estar bien, pero necesito que te vayas con Enzo y me esperes en casa ¿De acuerdo?

Niega.

—Me estás asustando...

—Tranquila, solo recuerda lo que te dije ¿Si? Confía en mí.

Me toma del cuello besándome la boca y le correspondo con el mismo deseo ya que en serio quiero tenerla a mi lado a cada paso que doy.

Cierro la puerta girandome, escucho cómo la camioneta se marcha y yo recibo el arma cargada que me pasa Fabio una vez dentro del auto.

—¿Qué carajos paso? ¿Porque Abel no activó la alarma? —interrogo desesperado. —¡Necesito respuestas!

—El rastreador que tenía la camioneta se apagó de repente, Señor. El que tiene Abel no responde y Ian llevaba días sin su reloj porque lo perdió.

Me paso una mano por el pelo sin saber que pensar.

—Llevame al lugar donde tuvieron la última señal de la camioneta, necesitamos saber si sigue ahí o fue el último lugar donde estubo.

—Si, señor.

A mí cabeza viene el recuerdo de la primera vez que lo sostuve en brazos, la idea era que Aurora fuera la primera en sostenerlo, ya que el médico días antes nos había dicho que el calor de la madre le hacía bien, pero ella estaba cansada y se quedó dormida.

A lo que yo lo cargué. Aún no abría los ojos, pero sus pequeños deditos rodearon mi dedo anular y sonríe como un idiota porque solo ese pequeño gesto de su parte, me llenó de amor.

Juré protegerlo, juré que nadie le tocaría un pelo, juré que me pondría enfrente si es necesario para salvarlo. Es mi hijo, desde el momento en que Aurora me dijo que el anticonceptivo había fallado, algo dentro de mi pecho se inflo con la idea de tener a un ser que llevara mi sangre, que tuviera esa parte de mi la cual no le mostraba a cualquiera.

Y no voy a perderlo. No voy a perder a mi hijo.

—Lo vamos a encontrar. —Max apoya su mano en mi hombro. —Ese hombrecito va estar con nosotros.

La verdad es que me voy a creer esas palabras cuando lo tenga conmigo, antes no.

—¡Rápido! —demando ansiando llegar.

Tentación Azul 1 ® BORRADOR (PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO) Where stories live. Discover now